Olvídese de conseguir el placer físico y encontrará el camino a la satisfacción sexual sin límite. El Tantra habla de estregarse completamente, despertar y liberar su energía interna. Se trata de ver, tocar, despertar los sentidos y disfrutar el deseo al máximo. El orgasmo no es el objetivo, pero se consiguen por montón. La excitación no es una meta, pero alcanza dimensiones desconocidas. No busca el placer, pero lo sentirá a borbotones.
Más que la consecución del orgasmo, de lo que habla el Tantra es de la exaltación del deseo sexual. Extenderlo a todo el cuerpo y su relación con el universo. Sostenedor de muchas técnicas destinadas a despertar distintas sensibilidades del cuerpo, abrir canales de energía, directamente conectados con el placer sexual. El orgasmo no es cosa de un segundo, ni del climax o el segundo de la pérdida de conciencia. Todo lo contrario, la relación sexual completa es el momento de la conciencia plena. El acoplamiento sexual es donde se comunican las fuerzas desconocidas, las internas y las del universo. El arte de potenciarlo, expandirlo. Durante el orgasmo se produce un intercambio de energía vital.
Para lograr, en parte, algunas de sus consecuencias, más vale entender algunos de sus postulados. No se trata de un manual de técnicas sexuales, se trata de una mirada al sexo como rito de comunión con la esencia del hombre. La búsqueda del llamado Nirvana, Samadhi o simplemente el encuentro con dios.
El Tantra es una explicación de la vida y del mundo, su filosofía va mucho más allá de la práctica sexual, busca despertar los canales energéticos o chacras de las personas a través de una relación elemental, la sexual, vinculada a la vida, a la creación, a la fertilidad. Una relación sexual es la unión de los opuestos que genera una “carga polar” donde se conecta con la “totalidad” que originó “todo” o lo también llamado “energía primordial” o “unidad cósmica”.
Suena maravilloso, pero como diríamos en jerga coloquial, no se trata de llegar y abrazarse, requiere de trabajo, dedicación y práctica para lograr la comunión de la que habla el Tantra. La buena noticia, es que esforzarse en practicarlo es una labor a la que bien podríamos dedicar de buena gana gran parte de la vida.