APUNTES PARA EL FUTURO
Por: Essaú LOPVI
Ahora que se aproxima la elección de junio del 2024, imaginé; ¿por qué no decimos next?
Pensé en está pregunta, luego de ver la ola publicitaria en todas las redes, para informar que el flamante Eruviel Ávila, ex gobernador del Estado de México con el PRI y actual Senador, es la nueva contratación bomba del Partido Verde Ecologista de México (primo y aliado de Morena) de cara al próximo junio.
A estas alturas no me queda claro si es que los mexicanos tenemos poca memoria o afrontamos una especie de karma que nos acecha cada elección desde hace poco más de 200 años.
No importa quién llegue a un cargo de elección y con que color lo haga, las cosas permanecen en la inercia la medianía por no decir mediocridad.
Brincan de un partido a otro sin el mayor pudor y vergüenza. Son tan banales y sin mayor decoro como un futbolista cambiando de camisa y equipo cada temporada. Perdón por el ejemplo del futbol, pero es que para mí es lo más importante de lo menos importante del mundo. Podríamos decir lo mismo de los políticos, sino fuera porque ellos, desgraciadamente, tienen el destino de este país en su manos.
Cada periodo gubernamental decimos lo mismo: ¡bueno no puede venir nadie peor que el que ya se va! Pero al cabo de un tiempo volvemos a lamentarnos señalando; ¡pues resulta que sí hubo alguien peor, ¿a poco no?
Y es que en medio del maremágnum de propuestas, discursos grandilocuentes y la clásica danza de promesas vacías que caracterizan las campañas electorales en México, surge una pregunta incómoda pero necesaria: ¿por qué diablos seguimos dándole tiempo, poder y dinero a los mismos personajes políticos? ¿Acaso no hay más opciones en un país de 120 millones de habitantes?
Este 2024, nos enfrentamos nuevamente al rito democrático, pero parece más un déjà vu que una verdadera oportunidad de cambio.
En este caso, la reelección, esa figura que debería ser la excepción y no la regla, se ha convertido en una especie de historia de amor que nunca termina. No, no estamos hablando de una telenovela, aunque podría parecerlo, sino de la política mexicana.
Pareciera que algunos políticos han confundido el servicio público con el permanente protagonismo en un melodrama eterno. ¿No han tenido ya suficiente tiempo en el escenario? Quizás deberíamos considerar darles una jubilación anticipada y permitirles disfrutar de su retiro político. Después de todo, la política es agotadora, y con una vez en algún cargo debería ser suficiente para cualquiera de ellos, ¿no?
Y qué decir de esos casos en los que la política es cosa de familia. Es como si estuviéramos siguiendo la saga de una dinastía que se niega a soltar el trono.
Papá fue presidente, tío fue senador, y hasta el primo lejano fue regidor. ¿En serio no hay nadie más en este país con talento político? ¿O es que la política es un asunto exclusivo de sangre y linaje bien establecido?
Algunos podrán argumentar que la experiencia es clave en política. Pero, sinceramente, después de tantos años de la misma retórica, corrupción disfrazada de buenas intenciones y promesas incumplidas, uno se pregunta si esa experiencia es realmente un activo valioso. ¿O simplemente nos están vendiendo el mismo paquete con un lazo diferente?
Propongo un experimento social: ¿y si le damos un respiro a nuestros queridos políticos de siempre y optamos por caras nuevas? Después de todo, ¿qué podríamos perder? Al menos tendríamos tres años para observar si la frescura y la falta de experiencia resultan en algo diferente. Total, ya llevamos casi dos siglos repitiendo los mismos errores políticos, ¿qué son tres años más?
Unos ejemplos para aplicar en junio del 2024 serían; ¿alguien de sus padres (que haya gobernado o tenido un puesto de elección importante) lo puso o acomodó en una candidatura?, next. ¿Ya fue electo en la elección anterior y quiere reelegirse? next. ¿Tiene un cargo actual y ya quiere el siguiente en la escala de poder? (diputado local a federal; diputado federal a Senador; regidor a alcalde; diputado local a alcalde) next; ¿ya brincó cuando menos a dos partidos?, next.
Además, esta podría ser la advertencia necesaria para esos políticos que se aferran a sus sillas como si fueran el trono de hierro de Game of Thrones. ¡Ey, señores y señoras políticos, no son indispensables ni invulnerables! Permitir que otros tomen la batuta podría ser justo el recordatorio que necesitan para entender que la política no es un feudo personal, a menos que muestren con creces que hicieron las cosas bien y no solo terminaron como los nuevos ricos.
Es cierto, las leyes permiten estas maratónicas carreras políticas y los juegos de reelección. Claro ellos hacen las leyes, pero, como dicen, solo porque puedas hacer algo, no significa que debas hacerlo.
Sugiero que en este 2024, hagamos una pausa en esa relación tóxica con la reelección y los politicos de siempre, demos la bienvenida a una nueva generación de políticos, con la esperanza de que nos sorprendan positivamente y no nos sigan sirviendo el mismo platillo recalentado.
Después de todo, la política debería ser una historia de evolución y progreso, no una tragicomedia que se repite una y otra vez. ¡Que comience la verdadera revolución electoral en 2024!
Les dejo una canción que tiene más de 14 años de esta banda argentina y que sigue vigente en lo político.