Colima.- Colima tiene un grave problema de atención a la salud mental, puesto que todos los recursos que la Secretaría de Salud estatal destina a este rubro se canalizan al pabellón psiquiátrico de Ixtlahuacán, y no hay un solo psiquiatra de la institución que atienda en los hospitales generales, expone el psiquiatra Moisés Rozanes Tassler.
En entrevista con AFmedios el especialista considera grave que todos los recursos se concentren en un hospital cerrado como el de Ixtlahuacán en lugar de fortalecer la atención mental en los hospitales generales, puesto que sólo tres por ciento de los problemas mentales requieren internamiento.
“En Colima tenemos un problemón: no solamente no tenemos centros de salud mental comunitarios cerca de donde vive la gente, sino que no hay un solo lugar donde se brinden servicios psiquiátricos, porque todos los psiquiatras que tiene contratados la secretaría de salud están concentrados en Ixtlahuacán”.
Cuestiona que a pesar de que el modelo de funcionamiento del hospital psiquiátrico de Ixtlahuacán esté rebasado, la Secretaría de Salud le haya invertido el año pasado 17 millones de pesos a su ampliación y remodelación.
“De manera absurda, inexplicable, no ha sido posible deshacerse de toda una tradición de hacer mal las cosas y empeñarse en invertir 17 millones de pesos en la ampliación y remodelación de un pabellón que es un manicomio fuera de la normatividad, que va contra las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos”.
Rozanes Tassler considera que esta inversión es mala desde los puntos de vista técnico, financiero y de derechos humanos. Incluso asegura que Colima no requiere un pabellón psiquiátrico como el de Ixtlahuacán, sino centros de salud mental comunitarios.
“¿Quién ha demostrado que encerrando a un enfermo mental, por ese hecho de encerrarlo y someterlo, va a mejorar? Nadie. Nunca”.
Este psiquiatra refiere que el internamiento, que se hace en contra de los derechos humanos y de la voluntad de los pacientes, obedece a intereses ajenos a la salud.
“Primero hacemos la cárcel, y luego vemos la forma de que se llene la cárcel. Primero hacemos el manicomio y luego buscamos a los locos para justificar que los locos deben estar ahí. Y es exactamente al revés. Colima no necesita un manicomio, necesita centros de salud comunitarios, pero ¿cómo vamos a hacer entender eso cuando ya existe el manicomio, cuando hay tantos intereses invertidos por que siga funcionando el manicomio?”.
En cuanto a los centros de salud mental comunitarios, apunta que es una propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde hace muchos años, puesto que 97 por ciento de las personas con problemas mentales o emocionales no requiere internamiento, ni siquiera corto, en ningún tipo de hospital.
“La Norma Oficial Mexicana 025 de salud hace énfasis en que las hospitalizaciones, cuando son necesarias, deben ser de corta estancia. El equívoco está en si tiene o no razón de ser un hospital (como el de Ixtlahuacán) con estas características, ya no digamos de insalubridad, hacinamiento y falta de respeto a los derechos humanos, sino desde el punto de vista técnico”.
Acoso
Rozanes Tassler comenzó el sexenio fungiendo como secretario técnico del Consejo Estatal de Salud Mental; si bien ya no recibe sueldo por ese cargo, no tiene oficina y no aparece en el directorio integral del Gobierno del Estado, refiere que no ha sido notificado oficialmente de su remoción.
El especialista señala que el Consejo Estatal de Salud Mental lo conforma él solo, y que desde febrero han dejado de pagarle, aunque no ha sido formalmente removido del cargo.
“Llevo años de proponer cambios, observaciones, escritos, cursos, entrevistas periodísticas, y lo que he recibido a lo largo de estos años es que se me ignora. Me quitaron mi escritorio, me quitaron la computadora, nunca se me dio un recurso, y siempre he recibido amenazas e intimidaciones, hasta que dejaron de pagarme este año”.
El psiquiatra asegura que siempre ha sido crítico de la forma de trabajar de la Secretaría de Salud y que siempre ha propuesto cambios, algunos de ellos aceptados, pero que con la actual administración ha estado bloqueado.
“Otros secretarios al menos me habían dejado trabajar, pero con este no solo no he podido hacer nada, sino que he sido permanentemente amenazado, ignorado, y prácticamente despedido”.
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