LA VIDA ENTRE LÍNEAS // En salud se requiere un sistema más humano, eficiente y funcional

Por Elinord CODY FaceBook Elinord Cody

En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados y transforma aspectos fundamentales de nuestras vidas, el sector salud parece anclado en el pasado. Las largas filas para obtener citas médicas, la saturación de consultas y los extensos tiempos de espera son solo algunas de las dificultades que millones de personas enfrentan a diario. Esta problemática, lejos de resolverse, ha persistido a lo largo del tiempo y continuará siendo un desafío si las soluciones siguen siendo clientelares, políticamente dirigidas o meramente mediáticas, implementadas solo para salir del paso.

Aunque la falta de médicos es un problema estructural, la desorganización y la falta de innovación en los procesos administrativos agravan una situación que ya de por sí es crítica.

La problemática del sector salud no es nueva. Durante décadas, los pacientes han soportado largas esperas para consultas esenciales, lo que en muchos casos retrasa diagnósticos y tratamientos cruciales. Los padecimientos avanzan y, en los casos más extremos, provocan la muerte de quienes no reciben atención a tiempo.

Esto no solo refleja la falta de recursos, sino también una preocupante desconexión entre quienes diseñan las políticas públicas de salud y la realidad cotidiana de los usuarios.

Los llamados a fomentar la prevención y los chequeos periódicos de salud chocan con un sistema que no puede manejar la atención básica de los pacientes. Pedir a la ciudadanía que priorice su salud mientras se les enfrenta con un sistema ineficaz y burocrático parece un acto de cinismo.

Una solución simple y subestimada podría ser la supervisión directa. Los funcionarios encargados de la gestión del sector salud deberían acudir, sin previo aviso, a hospitales y clínicas como cualquier ciudadano común. Solo así entenderían las penurias de los pacientes, el estrés de los trabajadores de la salud y las limitaciones físicas y materiales de las instalaciones.

Un cambio en la perspectiva de quienes toman decisiones podría ser el primer paso hacia un sistema más humano, eficiente y funcional.

Valdría la pena fortalecer algunos aspectos como la digitalización de citas y expedientes. Implementar un sistema en línea para agendar citas y gestionar expedientes médicos de manera centralizada ayudaría a reducir tiempos de espera y a organizar mejor la atención. Este sistema debería ser accesible por teléfono y aplicaciones móviles.

Otra parte importante sería insistir en la contratación y distribución estratégica de médicos. Priorizar la contratación de personal médico y su distribución en las regiones más necesitadas podría equilibrar la saturación de consultas. Es imperativo garantizar que las zonas rurales y marginadas cuenten con atención adecuada.

Urge una supervisión continua y auditorías ciudadanas. Establecer mecanismos de supervisión constante, donde funcionarios y ciudadanos evalúen la calidad del servicio, las condiciones de trabajo del personal y la infraestructura.

Es básica la inversión en infraestructura y tecnología. Destinar recursos para modernizar hospitales y clínicas, asegurando condiciones dignas para pacientes y personal médico. Equipar al sector salud con herramientas tecnológicas modernas facilitaría la atención médica.

Y no menos importante resulta el fortalecimiento de la prevención. Desarrollar campañas efectivas de prevención con acceso a chequeos gratuitos en jornadas especiales. Esto ayudaría a detectar y tratar enfermedades antes de que se conviertan en emergencias médicas.

La solución a los problemas del sector salud no puede esperar más. Los cambios deben ser profundos, bien planificados y, sobre todo, enfocados en el bienestar de las personas. La salud es un derecho humano fundamental y garantizar su acceso oportuno y de calidad debe ser una prioridad para cualquier gobierno que aspire a ser justo y funcional.