Por Edgar Cazares
*Ya le habíamos comentado de los lamentables decesos de Don Cecilio Lepe y del Profesor José María Valencia. Hoy es ocasión de recordar algunos recuerdos que guardo de este último.
El profe Chema –como pedía que se le tuteara, con confianza- fue parte de aquel cambio generacional del PRI que comenzó a gestarse a finales de 1999.
Fue parte de esa hornada de actores políticos que recuperó para el tricolor un municipio que parecía perdido para esa causa pero con el aporte de figuras como el propio Chema Valencia, Sergio Bravo, Nabor Ochoa, Alejandro Meillón pero sobre todo con Rogelio Rueda le abrieron un futuro auspiciante a dicho instituto político en aquel momento en que curiosamente el priísmo no las traía todas consigo y de hecho atestiguo su salida, por primera vez en su historia, de Los Pinos.
En el puerto, no está de más decirlo, la historia fue otra cuando menos por 3 años más. De hecho el ex legislador local estuvo a las puertas de la nominación a la presidencia municipal en unas candentes elecciones internas desarrolladas a finales del 2002 donde compitió precisamente contra, el a la postre candidato oficial del tricolor, Sergio Bravo.
De este proceso interno salieron chispas. Aunque eso es otra historia que no viene al caso hoy traer a colación.
El caso es que de los ya mencionados el profe Chema era de los que mostraba dos facetas muy llamativas para quienes le conocimos: era serio, sí, cualidad que exigía su perfil como político pero una vez concluidas sus actividades de proselitismo sabía ser, con rectitud y justa medida, bohemio.
En más de una ocasión coincidí con él, siendo yo apenas un chaval que apenas pasaba las 2 décadas de vida, en convivios organizados en la casa de unos maestros allá por los rumbos de Salagua donde Chema me dejó sorprendido al escucharlo cantar en forma afinada y, más aún, tocar la guitarra acústica como todo un experto.
No eran canciones de mis tiempos pero no podía dejar de reconocer la calidad cuando él y su grupo de amigos –que según supe habían formado años atrás la rondalla magisterial- las entonaban desde su ronco pecho.
Esa voz, ese conocimiento y experiencia también se perdieron el pasado fin de semana. Por ello y muchas otras cosas de grata memoria de igual forma deseo el descanso eterno del profe Chema.
*No sólo la violencia, el poco caso que hacemos de las recomendaciones de las autoridades ante la actual pandemia de COVID-19 o la contaminación de nuestro entorno nos pintan de cuerpo entero como sociedad.
La mañana del martes 14 de julio pasado ocurrió un hecho pocas veces visto pero que, insisto, nos habla de la degradación que corroe hoy en día a nuestro estado, antaño considerado como un auténtico oasis en casi todos los sentidos en el país: una bebé recién nacida fue abandonada, sin misericordia alguna, en la colonia Los Volcanes en Colima capital.
La niña, quien posteriormente se reportó estable, fue dejada en un tiradero de basura en ese barrio.
Es un caso que también conmocionó a casi todos. Evidentemente menos a los progenitores de la infante.
La señal de esperanza aquí es que vecinos del lugar decidieron investigar y encontraron a la pequeña con vida e inmediatamente lo reportaron ante la autoridad que, bien por ellos, actuaron en consecuencia.
Ojalá la cosa no quede ahí y pueda darse con el paradero de los padres de la menor y aplicarles lo que bajo la ley corresponda.
APUNTES DESDE LA COSTA
Las pésimas noticias no parecen tener fin en Manzanillo. Ayer miércoles 15 de julio perdió la vida, tras una larga convalecencia, Don Gabriel Murguía Zúñiga, un buen ciudadano pero mejor conocido por ser uno de los birrieros de mayor prestigio de la localidad.
Durante muchos años los convites, recibimientos, fiestas populares y varios eventos políticos contaron con el sazón de Don Gaby el birriero.
Ya no será más así desafortunadamente por lo que envío mis más sentidas condolencias a quienes le sobreviven.
Descanse en paz. Sus comentarios por favor a edgar.cazares.afmedios@gmail.com