Por Edgar Cazares
*Ya se cumplió poco más de un año sin que se presenten cruceros turísticos a la ciudad. Y si bien es una problemática a nivel mundial, por aquello de la pandemia de COVID-19, las autoridades debieran ya pensar en alternativas para ver cómo paliar esta situación que, por lo visto, va para largo aún.
Y es que hay aun quienes no le dan su real dimensión a este ramo: no debemos perder de vista que, de acuerdo a datos de las autoridades, cada visitante de estos buques deja en el puerto una derrama promedio de 80 dólares, es decir, mil 600 pesos (moneda nacional).
La mayor parte de estas embarcaciones tienen una capacidad para transportar más de 2 mil viajeros. Sacando cuentas es una cifra muy importante. Y en ciertas épocas del año suele llegar hasta un crucero por semana.
Imaginemos qué pasaría si algún día esas embarcaciones se queda más de un día en el municipio (actualmente lo hace solo por unas cuantas horas). Insisto, es un mercado que todavía no ha sido ni bien valorado y mucho menos bien explotado tomando en cuenta el gran potencial de Manzanillo.
*A Andrea Naranjo la conozco, por lo menos de vista, desde hace un par de décadas. Sobre todo conocí directamente a sus familiares quienes amablemente atienden, también desde hace varios ayeres, un negocio muy importante en los rumbos de Santiago.
Desconozco si ellos me ubican pero cada vez que les he visitado para surtirme de mariscos y pescados (suministro indispensable en la cocina de los porteños) me tratan como si fuera de casa. Y así hacen con todos quienes los visitan con la misma finalidad. Sin ningún tipo de distingo.
Y ya directamente a Andrea tuve la oportunidad de tratarle hace unos 5 años cuando ella confeccionaba, con suma paciencia, un proyecto en materia de derechos de la mujer y transporte público que no era otra cosa más que destinar asientos exclusivos en los urbanos para las féminas y así evitar exponerlas al lamentable pero aún persistente acoso.
La vi integrar la idea, luego aplicarla y finalmente constatar su funcionamiento. Fueron semanas de frecuente contacto y diálogo que me permitieron entender que estaba ante una mujer de ideas y con una alta preparación académica.
Por ello me da gusto saber que hoy Andrea Naranjo, la de la familia de los Pirul de Santiago, se haya animado a contender a una diputación local (por el distrito XIV, por MORENA) ya que sin duda tiene con qué. Seguramente tendrá éxito en esta contienda.
*Podría parecer cosa menor pero hoy día todos los aspirantes a puestos de elección popular están obligados a informar a la autoridad electoral su agenda diaria de actividades.
No hacerlo puede acarrearles severas sanciones por aquello de la transparencia y fiscalización que éstos deben cumplir al pie de la letra.
Y es que por ahí anda una candidata que se rehúsa a dar precisiones argumentando su seguridad personal. No obstante el INE ya ha tomado nota de ello, a sugerencia de otros candidatos que sí han cumplido con tal aspecto, y pareciera ser que viene un jalón de orejas para la abanderada de marras.
No es difícil adivinar de quién hablamos: sí, es la que hasta inventa molinos de viento para montar batallas ficticias y trae un aparato de seguridad que ya quisiera Obama.
APUNTES DESDE LA COSTA
*Hace unos días me enteré del lamentable deceso del doctor Gilberto Melgoza a quien tuve el gusto de conocerle en los inicios de mi carrera periodística, allá a finales del siglo pasado.
Al Dr. Melgoza le guardé siempre respeto pero sobre todo un cariño especial porque se convirtió en mi primer contacto o fuente periodística, en aquellos años en los que forzosamente se debía recurrir a la redacción para dejar las notas que serían noticia hasta al día siguiente (hoy eso ya sería imposible y hasta inaceptable para los lectores).
Y es que por aquellos tiempos el hoy finado era nada más y nada menos el jefe de la jurisdicción sanitaria No. 3, una de las más grandes del estado y por ende de suma trascendencia. Dicho puesto sigue siendo aún muy disputado y son pocos los que han tenido ese honor.
El caso es que cuando visitaba al galeno (en tiempos donde el celular era aún un objeto al alcance de unos cuantos) era recibido casi de inmediato y por lo general salía con buena información, especialmente de esa de gran utilidad para los lectores, aún en épocas donde la obesidad y la diabetes todavía no alcanzaban ni de lejos los cotos gravísimos de la actualidad.
No se me olvida que alguna vez no teniendo nada más de qué platicar el encargado de dicha jurisdicción me compartió ¡¡¡una receta de caldo de pescado!!! Que a su vez yo plasmé en una nota informativa que, lamentablemente (aunque entendible) se fue a la parte final de la edición impresa del informativo en que trabajaba.
Ese artículo me costó una tremenda llamada de atención por parte de mis superiores, en aquellos tiempos, por considerar que la nota no tenía mucho valor periodístico (y en parte tenían razón).
Cosa curiosa: a las horas de publicada la nota se dieron algunas llamadas telefónicas a redacción donde solicitaban mayores detalles de esa receta de pescado. Por ello luego vino una recompensa en mi trabajo y, no podía ser de otra manera, más trabajo: ahondar un poco más en aquella receta de caldo de pescado para atender la demanda del lector.
Luego entonces la relación se intensificó con el hoy finado doctor Melgoza. Descanse en paz.
Gracias por su fina atención. Comentarios a edgar.cazares.afmedios@gmail.com