¿QUÉ VIENE?
Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ
El desprecio por el conocimiento, por la habilidad técnica, inclusive por la experiencia, han sido parte de la puesta en marcha del modelo transformador nacional.
Los grados académicos, la educación continua, el mérito laboral y la experiencia que se hubiera podido adquirir a lo largo de una carrera profesional, nada valen. Es más, casi se consideran rasgos de personalidad corruptores de la buena moral.
Estas observaciones no provienen de una especulación o inferencia. Los ejemplos de funcionarios y candidatos sin la mínima idea de la labor que tienen que desempeñar son vastos y numerosos, no vale la pena enlistarlos.
El daño causado por lo anterior descrito se ve sin esfuerzo. Una burocracia abrumada, ineficaz, disminuida hasta lo miserable y con consecuencias evidentes. Creo que tampoco se necesita puntualizar al respecto.
Basados en el desempeño escolar y en su estilo, no se requiere explicación alguna de por qué el presidente López Obrador creía fervientemente en todo esto. Pero con la Dra. Sheinbaum se creía que esta visión al menos se matizaría. Pues no.
El planteamiento y mecánica de implementación de la reforma judicial deja clarísimo que vendrá una época donde aquel dicho que dice “suerte te dé Dios, que el saber nada te importe” será el mantra fundamental.
Mucha suerte necesitaremos para no ver afectada nuestra esfera personal. Esto tampoco es una especulación.
Y como grageas de colores espolvoreadas en un cono de helado, los narco-abogados buscando su espacio como juzgadores. El nivel de burla que representa esto para nuestra sociedad, y más en el contexto actual, además de insultante es perverso.
Ante la confusión, no consigo imaginar alguna estrategia efectiva para poder resistir o revertir esto. Pienso en el futuro inmediato y me lamento por lo que hemos permitido. Veo como alternativa aquellas marchas multitudinarias que alguna vez funcionaron, por ejemplo, en la defensa del INE.
No sé si hoy sea una alternativa, pero de lo que estoy seguro, es que algo tenemos que hacer. Algo que pueda calmar este ESCOZOR.
MICROCUENTO
Llegó a mi con ímpetu, insistente. Yo genuinamente no tenía ganas. Pero además del jaloneo que protagonizamos, esa mirada profunda y acusadora, casi acosadora, me obligó. Me alisté resignado, sin embargo, el Canelo me fintó y no salió a caminar conmigo.