¿QUÉ VIENE?
Sean Osmin HAMUD RUIZ
Tradicionalmente ha sucedido, que el ejercicio de la política en nuestra sociedad lo hemos dejado suceder en grupos partidistas; en personajes que han hecho su vida y carrera en el ejercicio del poder. Algunos emanados del servicio público que conocemos como burocracia y otros más practicando finas artes circenses que se desarrollan en más de tres pistas, con acrobacias, trapecios y luces multicolores, buscando cargos de elección popular o posiciones plurinominales.
Con la incursión de Morena y todo lo que representó la figura de Andrés Manuel López Obrador en las pasadas elecciones, independientemente de si se estaba a favor o en contra de sus postulados, la novedad del movimiento le permitió a mucha gente, de diversas formaciones y orígenes, sin una previa experiencia en el sector público, tomar lugares en la estructura gubernamental.
Alcaldías, curules locales y federales, hoy son encabezados por personas que incluso podríamos denominar como ciudadanos, en esa acepción que nos refiere a una actividad previa alejada de la política histórica.
La parte desafortunada de lo que ha venido sucediendo es que, lejos de actuar conforme un mandato realmente venido de los de a pie, han resultado más papistas que el papa. Su pragmatismo y alineamiento, su subyugación a las instrucciones y arengas presidenciales, realmente los han puesto muy alejados del ciudadano común.
Los desatinos que hemos atestiguados en el congreso local con sus últimos ejercicios parlamentarios, donde, por ejemplo, la obligatoriedad del uso del cubre bocas la desestimaron solamente porque el Tlatoani se niega a utilizarlo, o bien la propuesta de prohibición de la conocida como comida “chatarra”, porque así se está dictando desde el centro, dan cuenta de la falta de análisis y seriedad. De la carencia de un criterio propio. La inexperiencia no la han suplido con ejercicios de escucha, de asesoramiento. Simplificaron y han encontrado el camino fácil en la repetición.
De nada nos sirvió que tuvieran un origen ciudadano. Por ello, la tarea necesarísima para la próxima contienda electoral es observar y analizar adecuadamente los perfiles de quienes decidan presentarse a la misma.
Al político de cepa ya lo conocemos. A esta nueva especie de “ciudadano” amojonado a la voluntad superior, lo estamos terminando de conocer. Es indispensable que busquemos, apuntalemos, apoyemos, personas que se comprometan a no traicionar a la sociedad. Ahí va a estar el verdadero esfuerzo.