Adalberto Carvajal
NO TODOS HICIMOS HISTORIA:
Entre las fotografías incluidas en el libro Juntos hicimos historia (Grijalbo, 2019) hay dos donde aparece Tatiana Clouthier en el cierre de campaña de Mario Delgado, en Azcapotzalco. “A la postre, él sería el coordinador de Morena en la Cámara de Diputados; yo, vicecoordinadora”, reza el pie.
El jueves que estuvo en Colima para presentar ese testimonio como coordinadora de la campaña presidencial de López Obrador en 2018, Tatiana comentó que inició la jornada trabajando con el político colimense en la revisión del primer informe de labores.
Luego, al llegar a esta ciudad lo primero que hizo fue acompañar a Delgado Carrillo a inaugurar su casa de gestión. La costumbre es que el coordinador de la bancada acompañe a los integrantes de su fracción a la apertura de sus respectivas oficinas en sus estados, aunque Mario fue electo en el Distrito 13 de la Ciudad de México. Y en este caso, Tatiana como vicecoordinadora suplió al líder cameral en la tarea.
GUIÑO A LA DERECHA:
En reciprocidad, Mario invitó a Tatiana a presentar su libro en Colima por algo más que mera cortesía.
Como me hace ver un lector de esta columna, en la insistentemente negada campaña de Mario para conseguir la candidatura de Morena al gobierno del estado, traer a la señora Clouthier tuvo un propósito: hacer un guiño a los sectores conservadores de Colima.
No obstante sus simpatías con la derecha, muchos colimenses están convencidos que en 2021 la gubernatura se disputará entre las corrientes progresistas que llegaron al gobierno federal con López Obrador.
Y dentro de ese marco, Tatiana representa –incluso pese a lo que ella misma quisiera– lo opuesto a las vertientes radicales de izquierda que acompañaron a Andrés Manuel durante los últimos 18 años.
“Cuando me dicen que cambié de bando y de ideología –escribe Tatiana en la página 30 del libro–, les contesto que algunos principios del PAN, como la economía social del mercado, la lucha contra la corrupción y la justicia, son similares a los que pregona Morena, pues tienen muchos principios iguales a la doctrina socialcristiana.
“Tal vez me digan que estoy loca, pero el tema de la economía con rostro humano, una economía que no es el dinero per se, donde unos se devoran a otros, la comparten el PAN y Morena; ambos partidos también tienen coincidencias en conceptos como la solidaridad y la subsidiariedad, así como en los derechos humanos y la necesidad de buscar el bien común, tal cual lo afirma Andrés”.
Tatiana cuenta en otras partes de su libro que su desencanto con el PAN no fue con el ideario del blanquiazul, sino que provino de la actitud solapadora de sus compañeros diputados federales ante casos de corrupción como el de los hermanos Bribiesca, hijos de la entonces primera dama Martha Sahagún.
Y narra que su identificación con el proyecto alternativo de nación comenzó con la lectura de los libros escritos por López Obrador, fortalecida por su amistad con Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa de Andrés Manuel.
Por eso, “cuando me invitan a la campaña [de 2018], conocía muy bien el proyecto y ya había interiorizado la narrativa” [p. 54].
NO VOTARON POR AMLO:
Algunos de los que acudieron al Teatro Hidalgo el jueves con el objetivo de reventar el evento, ni siquiera votaron por López Obrador.
He visto mensajes de un par de ellos en las redes sociales donde replican las fake news y el discurso de deslegitimación del nuevo régimen que, como dijo el documentalista Carlos Mendoza de Canal 6 de Julio, es parte del plan orquestado para dar un “golpe suave” a la democracia mexicana.
No haber hecho nada para acabar con el régimen neoliberal, no les impidió gritar a todo pulmón que ¡en Colima se truncó la cuarta transformación!
¿Quién les dijo a estos alborotadores que Tatiana Clouthier era el conducto adecuado para hacerle saber al Presidente lo que pasa con los operadores de López Obrador en Colima?
Fueron a quejarse de la supuesta traición de la delegada federal Indira Vizcaíno, de los vínculos políticos de Mario Delgado y de su tío, y de la coherencia del líder de la diputación de Morena en el Congreso local, Vladimir Parra, como si los manifestantes hubieran formado parte alguna vez del movimiento lopezobradorista.
NO LE VIERON LA CARA:
Con una exposición centrada en la idea de que el triunfo de 2018 es de todos aquellos que “dimos la cara” para que ya “no nos vieran la cara” [p. 55], Tatiana ubicó el origen de la protesta en el desencanto de los que no alcanzaron premio.
Hasta ese momento, Tatiana creía que la manifestación era auténtica, similar a las que ha visto en otros estados donde los distintos grupos morenistas quedaron inconformes con la repartición de cargos.
No entendía Clouthier todavía que la impertinencia de los manifestantes está relacionada con el futurismo político, con la nominación de Morena a la gubernatura de Colima en 2021:
“Estamos destruyendo lo que tanto nos costó construir, porque no nos ha llegado la recompensa –dijo Tatiana de buena fe–. ¿Seremos capaces de sostener el proyecto, o lo vamos a destruir para que no avance el otro que yo pienso que aportó menos?”
Y cuando insistieron en sabotear la presentación de su libro, les reprochó. “No hemos entendido de qué se trató esto. Los invitamos a la presentación de un libro”. Y es “como si yo quiero romperte una fiesta”.
Clouthier dijo comprender que “existe una gran frustración por cosas que no avanzaron”. “Hay mucha necesidad de hablar y mucha necesidad de escucharnos”.
QUE CAMBIEN DE ABOGADO:
Sin embargo, poco a poco fue cayendo en la cuenta que aquello era pura grilla barata. “¿De qué tamaño es el ego y la necesidad de ser reconocido?”, preguntó.
Hasta entonces Tatiana pensaba que era un asunto interno: “Los grupos y los diputados locales necesitan sentarse a discutir. Necesitamos sacar ese odio acumulado”.
Y si el problema es que el reparto de los programas sociales no avanza a la velocidad que los beneficiarios quisieran, “tenemos que hacer que los canales se vayan abriendo, cada orden de gobierno tiene su responsabilidad”.
Sólo le faltó decir: reclámenle sus deficiencias al gobernador Ignacio Peralta y al Supremo Tribunal de Justicia.
Evidentemente, no era la presentación de un libro la instancia donde litigar la posesión de los bienes incautados a José Ocampo Verdugo.
Si Tatiana revisó la prensa local antes de venir a Colima, habrá visto que cuando el poder judicial ordena un desalojo, éste se ejecuta de inmediato.
Lo que tendrían que hacer los ahorradores defraudados de la Caja Popular es cambiar de abogado, que contraten al que representa los intereses del acreedor del Colegio Inglés.
Finalmente, respecto a la idoneidad de los hombres y mujeres del Presidente en Colima, que podría ser una causa válida, Tatiana les recordó que la fórmula electoral de Morena se construyó con políticos venidos de casi todas las expresiones partidistas, ciudadanos que nunca antes habían incursionado en política y activistas de las causas más diversas.
A veces sin saber quiénes eran, por el solo hecho de acompañar a López Obrador en la boleta los eligieron. “Acepten las consecuencias de haber votado como votaron”.
COMIENDO CON EL ENEMIGO:
En su oportunidad, Mario Delgado dijo que “el debate no es quién estuvo primero con Andrés”. Y enfatizó que “el lopezobradorismo es más grande que la militancia y los simpatizantes de Morena”.
Esta última frase debieron aplaudirla los priistas y panistas de pura cepa que estaban en el teatro buscando cambiar de bando o, por el contrario, para conocer de cerca el enemigo.
También los que se dejaron ver en el Hidalgo para recordarle al diputado con su presencia que tiene un compromiso con el grupo gobernante.
E incluso, ya no se sabe, por más de alguno que fue ahí para supervisar que la operación de sabotaje marchara bien.
Mi correo electrónico: carvajalberber@gmail.com. Esta columna también se puede leer en: www.carvajalberber.com y sus redes sociales.