EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA
“¿En todo lo que me dicen a mí no hay violencia de género? ¿O el género es nada más femenino?”.
Esta pregunta, que a simple vista pareciera ser el reclamo de un hombre machista más, resulta ser la queja lastimosa del denominado por las feministas oficialistas: “el presidente más feminista de la historia”.
Como es sabido, el mandatario de la nación se ha enfrascado en una confrontación con una de las aspirantes a la candidatura por la presidencia por parte del sector opositor.
Esto ha propiciado una serie de críticas y señalamientos en torno a la imparcialidad que debe de mantener el Ejecutivo federal en torno a los procesos electorales por venir. No obstante, esto se agudiza con la polémica generada en torno a si hay o no violencia política de género en contra de la candidata, pero lo que es mayor, el que el mandatario cuestionara y alegara que él mismo es víctima y señalar que si por ser hombre su género no importaba.
Y el tema no es si son o no víctimas de ésta: eso lo decidirán los tribunales. Lo que perturba es el total desconocimiento de la acciones afirmativas y de las brechas por género que existen en el país, entre ellas las del acceso a la justicia, y que sea el primer mandatario de un país asolado por la violencia contra las mujeres quien banalice el tema de esa manera.
De acuerdo con UNDP las elecciones de 2021 fueron las más grandes de la historia de México por dos factores importantes: el crecimiento del electorado y el número de cargos que se eligieron, un total de 21 mil cargos de elección popular (PubliElectoral México, 2021).
“Si bien fue el primer proceso electoral con el principio de paridad en todo elevado a nivel constitucional y con la violencia política contra las mujeres por razón de género tipificada, resultó ser el más violento contra las mujeres en la política. Según la consultora Etellek, de las 810 víctimas de violencia política en el proceso electoral llevado a cabo en 2021, 36% son mujeres, registrando 21 candidatas asesinadas.”
En el caso de los hombres, nos queda claro que existe la violencia. No obstante, las acciones afirmativas se realizan precisamente porque la violencia, la falta de acceso a la justicia y la marginación se presentan en mayor medida en las mujeres.
No se trata de que “matan más hombres” o de que “también hay hombres violentados”, sino el hecho que su género los haga vulnerables para ello. El simple hecho que él sea el máximo mandatario del país nos demuestra que no solo pertenece al género dominante socialmente, sino que pertenece a las esferas del poder. ¿En realidad es que él cree que merezca una acción afirmativa?
Columna publicada con la autorización de Saraí AGUILAR ARRIOZOLA