EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA
Tras su renuncia como presidente de Bolivia y su exilio en México, unos ven a Evo Morales como el dictador que quiso eternizarse en el poder y otros como el héroe que sacó a su país de la espiral de la pobreza. Entre estos dos extremos hay un rasgo del que se ha hablado poco últimamente: su machismo.
Este aspecto lo puso en relieve la antropóloga argentina Rita Segato, en el audio de una conversación con la estación boliviana Radio Deseo y que generó polémica la semana pasada. Referente del feminismo en Latinoamérica, Segato cuestionó el machismo de Evo Morales y recordó cuando éste describió cómo se retiraría: “Con mi charango, con mi coca y con mi quinceañera”.
No era la primera vez que a Evo se le cuestionaba por este tipo de expresiones. Opositores, grupos feministas y la prensa han criticado a Morales pues, en actos públicos, encabezados como presidente, ha hecho bromas, comentarios machistas y alarde de su personalidad de Don Juan, como en la frase recordada por Segato.
En otros momentos de su gestión dijo: “Cuando voy a los pueblos, quedan las mujeres embarazadas y en sus barrigas dice ‘Evo cumple’”. En un festival carnavalero cantó unas coplas: “Este presidente de buen corazón, a todas las ministras les quita el calzón”; “nuestro presidente muy pícaro es, solo quiere una y se come a tres”; “nuestro presidente mujeriego es, y cambia de chica en un dos por tres”.
En esa ocasión se vio obligado a pedir disculpas, las cuales sólo sirvieron para que excusase el machismo detrás del humor y su apego al pueblo. Para Evo, el machismo es un chiste. “Yo me defino feminista, aunque con bromas machistas”, mencionó en una entrevista de radio en 2015. Tal vez le parecía gracioso que, a esa fecha, Bolivia era el país latinoamericano con mayores índices de violencia física contra las mujeres y el segundo después de Haití en violencia sexual, según datos de ONU Mujeres.
Actualmente, un reporte reciente de la Comisión Económica para América Latina de la ONU (Cepal) indica que Bolivia es la nación donde más mujeres son asesinadas en Sudamérica.
Las cifras son alarmantes. Dos de cada 100 mil mujeres son asesinadas en territorio boliviano, cifra que supera con amplitud a países con mucha violencia y criminalidad.
Y aunque durante los últimos meses de gestión de Evo Morales el gobierno boliviano creó un Gabinete Especial de Lucha Contra la Violencia hacia la Mujer y la Niñez, ante las cifras elevadas de feminicidios e infanticidios detectados en el país, las organizaciones de defensa de la mujer cuestionaron en su momento que el gobierno no prestó atención en esa materia durante los muchos años de su gestión.
Bolivia además es también es uno de los países en los que se registra la tasa más alta de embarazo adolescente y violencia sexual contra menores, de acuerdo con diferentes mediciones, como la del Fondo de Naciones Unidas para la Población.
A pesar de los datos anteriores, el año pasado Evo recurrió a las redes para decir que Bolivia era un referente en la lucha contra la violencia machista, después de que Naciones Unidas solicitara que se declarara “alerta nacional” por la situación en esa materia.
Ante estos datos, queda la duda de cuál fue la razón para que Claudia Sheinbaum –quien acaba de decretar una extraña Alerta de Violencia contra las Mujeres “local” y no “federal”, según dijo– encabezara una ceremonia en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, donde a Evo Morales le fue otorgado el nombramiento de Huésped Distinguido de la Ciudad de México. ¿Pues cuál de sus “chistes” le habrá hecho gracia?
Columna retomada de autorización de la autora @saraiarriozola y mujeresmas.mx