El envejecimiento de la población es un tema vital para la Medicina y Farmacología porque implica una serie de enfermedades crónicas e incapacitantes que elevan el gasto sanitario en medicamentos y atención médica. Ante ello, la investigadora y doctora en farmacia por la Universidad de Barcelona, Mercé Pallás Lliberia, compartió los hallazgos en su área para atender el Alzheimer.
En el marco del LXI Congreso Nacional de la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas que la Universidad de Colima realiza en la Biblioteca de Ciencias, Mercé Pallás Lliberia expuso cifras de la creciente enfermedad de Alzheimer.
A la fecha, 50 millones de personas en el mundo tienen esta enfermedad y cada tres segundos un nuevo caso de demencia se diagnostica. Además, pronosticó que para el año 2050 habrá 138 millones de enfermos con este padecimiento.
Su ponencia: “Validación de nuevas dianas farmacológicas para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas: La neuroinflamación”, abordó cómo un equipo interdisciplinario de químicos, bioquímicos y farmacólogos validó un tratamiento para detener y/o atender el Alzheimer mediante el Epóxido Hidrolasa Soluble (SEH, por sus siglas en inglés).
Mercé Pallás explicó que una diana farmacológica es una proteína, enzima o sistema que será modificado por un fármaco. Este nombre proviene del vocablo inglés “target”, cuando el médico alemán Paul Ehrlich, en 1890, descubrió el efecto puntual de un fármaco, logro al que denominó como “bala mágica”.
La especialista en procesos neurodegenerativos en el envejecimiento y su equipo desarrollaron la fase preclínica de este fármaco; esto es, identificaron la proteína y la patología, la diana farmacológica que estudiarán y la dosis que probaron en animales para experimentación.
Asimismo, destacó que diseñaron animales de laboratorio (ratas transgénicas) con características idóneas para probar la diana farmacológica, lo cual fue reconocido por colegas e investigadores japoneses y les valió un amplio reconocimiento.
Mercé Pallás apuntó que, en la investigación, “es importante la colaboración porque permite trabajar hacia adelante. Cuando uno quiere trabajar solo no llega a ningún sitio, hay que ser muy colaborativo y muy generoso a la hora de compartir y trabajar conjuntamente con grupos interdisciplinares”.
Por último, dijo que para lograr el apoyo de las universidades, las investigaciones deben estar bien encauzadas y con un trabajo fluido: “Debe existir un entramado entre los grupos universitarios. Si podemos colaborar diferentes grupos de departamentos, se hace más fuerte y lleva finalmente a una buena aceptación”, concluyó.