Matt Ryan y Julio Jones fueron las piezas fundamentales en una máquina de hacer puntos y los Falcons ahuyentaron a algunos fantasmas que los habían asolado en el último medio siglo. Dentro de dos semanas, buscarán conjurar otra maldición y ganar el Super Bowl.
Ryan lanzó para 392 yardas y cuatro anotaciones, con lo que esgrimió otros argumentos para ser el Jugador Más Valioso de esta campaña, y Atlanta apabulló el domingo 44-21 a los Packers de Green Bay en el partido por el título de la Conferencia Nacional.
Jones se olvidó de una dolencia en el dedo gordo de un pie, y realizó nueve recepciones para 180 yardas y dos touchdowns.
El 5 de febrero, los Falcons (13-5) enfrentarán en el Super Bowl a Nueva Inglaterra o Pittsburgh, que chocaban más tarde en la final de la Conferencia Americana.
Tras vencer a uno de los equipos más laureados de la NFL, Atlanta disputará apenas su segundo Super Bowl en los 51 años de historia de la franquicia. Perdió el primero hace 18 años, cuando su plantel recibía el apodo de los «Pájaros Sucios».
Si Ryan y el ataque más productivo de la NFL siguen jugando así en Houston, los Falcons podrían ser el tercer equipo de las principales ligas estadounidenses que ponga fin a una larga malaria, en un año deportivo que deparó ya la coronación de los Cavaliers de Cleveland en la NBA y de los Cachorros de Chicago en el béisbol de las mayores.
Los Falcons tomaron una clara delantera de 24-0 en la primera mitad frente a Green Bay (12-6), que lucía como el equipo más candente de la liga. El duelo quedó prácticamente finiquitado en la segunda jugada ofensiva de Atlanta en el tercer cuarto.
En esa acción, fueron evidentes todas las virtudes de Jones. Corrió por el centro del terreno, se sacudió el intento de LaDarius Gunter por sujetarlo, cambió su trayectoria hacia una banda, atrapó el pase de Ryan, volvió a eludir a Gunter, quien se había lanzado con la esperanza de derribarlo, y estiró un brazo para mantener a raya a Damarious Randall, antes de completar el avance de 73 yardas hasta la zona prometida.
Nada mal, si se toma en cuenta que Jones practicó poco durante la semana por la lesión en el dedo gordo del pie izquierdo.
«No entrené tanto en la semana, pero hoy di todo lo que tengo», comentó Jones.
En el último encuentro realizado en el Georgia Dome antes de su demolición, resonó un coro que pedía el nombramiento de Ryan como el Jugador Más Valioso. El quarterback se dio un festín frente a una secundaria plagada de lesiones, que no encontró la forma de frenar a un equipo que promedió casi 34 puntos por encuentro en la campaña regular, y que la semana pasada doblegó 36-20 a Seattle y a su reputada defensiva.
Ryan incluso se dio el lujo de anotar en un acarreo.
«Jugamos maravilloso», afirmó. «Hicimos exactamente lo que hemos hecho durante todo el año y nos sentimos muy bien».
Los Packers ostentaban una racha de ocho victorias en fila y venían de eliminar en forma dramática a Dallas, el mejor equipo de la Nacional en la temporada regular. Pero supieron que les esperaba una noche de pesadilla desde la primera serie de Atlanta, coronada con un pase corto de Ryan a Mohamed Sanu para abrir el marcador. AP