Fernández ¿la Roña?
Por: Carlos Aguirre
¿Recuerdan el juego “la roña”? trataba de que alguien “la tenía” y debía contagiar a otro tocándolo, para lo cual todos corrían evitando precisamente ser tocados por quien “tenía la roña”. Cuando quien la tenía tocaba a otro, se la pegaba y él sanaba, pero tenía que correr para evitar ser contagiado con el toque de nuevo.
Hay cosas que se pegan, aunque sin ser enfermedad de ese tipo, también son repugnantes y se rechazan. Alguien que me parece que lo es, es el senador Gerardo Fernández Noroña, a quien de cariño le digo Fernández la Roña.
No es que me tenga que caer bien, a mí en particular, pero he escuchado en torno a su persona y accionar muchísimos comentarios y calificativos, coincidentes la mayoría en que es alguien que no es querido, por decir lo menos.
No es correcto, ni abuso de este medio para calificar a una persona, en este caso, estamos hablando de un personaje muy importante e influyente en la vida política de nuestro país y considero que debemos estar conscientes de ciertos detalles del actuar y ser de quien es el presidente del senado de la república. No estoy hablando de cualquier persona.
Fernández Noroña ha protagonizado una serie de eventos en los que de nuevo nos ha dejado ver su personalidad, como si hiciera falta; por cierto, su personalidad no estaba tan escondida.
A este tipo le falta algo en el cerebro y es de no creerse que alguien con los disparates que dice y hace, ocupe el cargo que ocupa: presidente del senado de la república (lo escribo sin mayúsculas iniciales, porque esa institución está tan devaluada que ni eso merece). Esto debería de darnos vergüenza.
Lo único que le sale bien es despotricar, hablar sin ton ni son, oponerse a lo que sea, si le permite lucirse bien. Pero cuando se trata de hacer de manera constructiva, de plano no tiene ni idea. Y estoy seguro que ni siquiera lo piensa, ni lo imagina, simplemente le sale como al burro que tocó la flauta; por ser tan absurdas sus escenas, trascienden y él se siente realizado, ¿Tendrá conciencia de eso?
Lo que sí le sale bien, es repartir culpas, gritar, exhibirse y presumir su contradictoria vida.
Le encanta que lo vean caminando por las calles con enormes bolsas de Palacio de Hierro o Liverpool, o tomar/comer algo en un lujoso restaurante de Polanco, en la ciudad de México. Esquiar en un resort de Nuevo México o Nevada, en Norteamérica, y al mismo tiempo renegar de “los gringos”, es algo que se le da, igual que fumar un exquisito puro, cuyo costo rebasa el salario mínimo. Presume a Cuba, a Bolivia y a Venezuela, al tiempo que maldice a “los gringos” y el bloqueo que les hace a estos países, pero prefiere viajar al norte. Así pregona la austeridad republicana, igual que muchos otros personajes que como él, se contradicen usando helicóptero para trasladarse.
Despotricó tras la negativa de Corral a votar a favor de la desaparición del INAI, le dijo hasta de que iba a morir, al tiempo que lo acusó de malagradecido, dado que -según Noroña- Morena lo salvó de la mazmorra. Es decir que, al haberse sumado a la bancada de Morena, él y quienes lo hayan hecho y en el futuro lo hagan, habrán purificado su alma y eximido sus pecados. Hacerse Morenista, según Noroña, es blindarse, ganar impunidad.
“…si regresaran al poder nos harían pedazos, mínimo nos meterían a la cárcel, al compañero presidente, a la compañera presidenta Claudia Sheimbaum Pardo…”? Deja entrever, o de plano lo reconoce, que han actuado más allá de lo legal, más allá de lo que la legalidad permite, pisoteando la Constitución y las leyes secundarias. Claro que está consiente de todas las violaciones que desde tiempos del obradorato se han cometido desde Palacio, las mentiras diarias y los desacatos son solo una muestra, sin mencionar los enormes despilfarros y saqueos.
Me parece que muchas acciones que actualmente están transformando el país eran necesarias, quizá no exactamente como se están llevando a cabo, pero sí eran necesarias, lo que de ninguna manera lo es, son personajes que, desde lejos, se aprecian voraces y cuyo único objetivo es salir en la foto y ser protagonistas, aunque no sepan de que.
Debemos correr, ahí viene “la roña”, que no me digan “la traes”, mejor corro si voltear.