Fitch Ratings bajó la calificación de México a ‘BBB’

New York.- Fitch Ratings bajó las calificaciones soberanas de México de largo plazo en moneda extranjera y local a ‘BBB’ desde ‘BBB+’ y revisó la Perspectiva a Estable desde Negativa.
FACTORES CLAVE DE LAS CALIFICACIONES

La Calificadora señala que la baja en las calificaciones soberanas de México refleja una combinación del riesgo al alza para las finanzas públicas del soberano a causa del perfil crediticio en deterioro de Petróleos de México (PEMEX), junto con la debilidad continua de la perspectiva macroeconómica, la cual se ha agravado por amenazas externas por la tensión comercial, cierta incertidumbre de las políticas nacionales y las limitaciones fiscales que persisten.

«El impacto del pasivo contingente representado por PEMEX influye cada vez más en el perfil crediticio del soberano, como lo evidencia la baja de su calificación por Fitch en dos escalones (notches) a ‘BBB−’ desde ‘BBB+’ en enero de 2019 y el perfil crediticio individual de la compañía de ‘CCC'».

El diferencial de tasas de interés de la deuda de PEMEX sobre la deuda soberana aumentó sustancialmente en el primer trimestre de 2019 (1T19), lo que llevó a incrementar el apoyo por parte del gobierno.

La firma internacional afirma que el costo fiscal de dicho soporte representa a la fecha 0.2 por ciento del producto interno bruto (PIB) para el presupuesto, en términos de inyecciones de capital y una tasa efectiva de impuestos menor. Sin embargo, desde el punto de vista de Fitch, el apoyo no es suficiente para proveer una solución a largo plazo o prevenir el deterioro continuo en el perfil crediticio de PEMEX.

La factura fiscal de PEMEX (ingresos petroleros del Gobierno Federal representaron 2.3 por ciento del PIB de 2018) excede su flujo de caja libre (FCL), lo que previene que invierta lo suficiente para mantener la producción y las reservas.

Fitch espera que la producción de petróleo se contraiga en 5 por ciento en 2019 y 2020.

La deuda de la compañía, la mayor parte externa, totalizó USD106.7 mil millones (8.7 por ciento del PIB) en 2018 y no se incluye en la métrica de deuda general del gobierno que Fitch utiliza en el modelo de calificación del soberano.

No obstante, dado que el caso base de Fitch prevé que el apoyo continuo para PEMEX por parte del soberano continuará en el mediano plazo, a través de una combinación de carga fiscal menor y/o más inyecciones de capital, la evaluación de la calificadora sobre las finanzas públicas del soberano es más débil de lo que indica la relación de deuda bruta del gobierno general a PIB de 42 por ciento al cierre de 2018.

El crecimiento sigue siendo menor de lo esperado y los riesgos de deterioro se han magnificado por las amenazas del presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, respecto a imponer aranceles a México a partir del 10 de junio (empezando con 5 por ciento y aumentando en 5 por ciento adicional cada mes hasta llegar a 25 por ciento) a fin de obligar al país a detener el flujo de migrantes a través de su territorio rumbo a EE. UU., en medio de un patrón de incertidumbre comercial. E

l crecimiento del PIB de México a cinco años promedia 2.6 por ciento, por debajo de la mediana de la categoría BBB de 3.6 por ciento. Si se excluye la afectación en la producción petrolera, la brecha con la mediana se reduce en alrededor de la mitad (0.5 puntos porcentuales). A pesar de que el crecimiento anual del PIB en 2018 alcanzó 2 por ciento, el ritmo del mismo se ralentizó durante el año y la economía apenas evitó una recesión, dado que el crecimiento fue nulo en el 4T18, antes de contraerse en 0.2 por ciento de trimestre a trimestre (1.25 por ciento año a año) en el 1T19.

El crecimiento de México continúa en desfase frente al de la economía más desarrollada de EE. UU., a la cual el país está relacionado estrechamente. Fitch espera que el crecimiento se acelere a partir del segundo trimestre del año, pero, a pesar de esto, solo estaría alcanzando 1 por ciento en 2019; esto sería consistente con un patrón de crecimiento más lento en el primer año de una nueva administración.

La inflación inferior y salarios mayores (derivados de aumentos en el salario mínimo) apoyarán al consumo, pero el sector de energía, caracterizado por una tendencia de producción a la baja en el caso de PEMEX, así como niveles menores de inversión que reflejan una confianza menor de las empresas, seguirán afectando el crecimiento. Es poco probable que la suspensión del proceso de licitación del sector privado, programado como parte de las reformas del sector de energía, ayude al clima de inversión.

El presupuesto anual de 2019, presentado en diciembre de 2018, seguido de los Pre-criterios 2020 de política fiscal difundidos en abril de 2019, mantiene una posición de disciplina fiscal. Los ingresos petroleros estimados para 2019 bajaron a 0.5 por ciento del PIB y se anunciaron recortes en gastos por un monto equivalente.

Los recursos para los programas prioritarios del gobierno se redujeron en el presupuesto en relación con lo previamente anunciado, al igual que otros gastos se han recortado. El gobierno tiene como objetivo llegar a un superávit primario en el sector público no financiero de 1 por ciento del PIB en 2019 (2018: 0.6 por ciento del PIB).

El presidente de México, López Obrador, también ha hecho énfasis en que la deuda pública «no crecerá en términos reales». La deuda general del gobierno fue de 42 por ciento del PIB al final de 2018, un poco más arriba del 37.5 por ciento del PIB correspondiente a la mediana de la categoría BBB, y Fitch espera que se mantenga alrededor de ese nivel en 2019−2020. El déficit del gobierno general fue de 1.9 por ciento del PIB, inferior al del sector público no financiero de 2.3 por ciento del PIB

A parecer de Fitch, alcanzar los objetivos fiscales será más difícil acercándose a 2020 y podría resultar en una política más restrictiva que genere un ambiente desfavorable para el crecimiento. El presidente López Obrador se ha comprometido a no aumentar los impuestos antes de 2021.

Para 2020, el régimen fiscal demandará una política aún más restrictiva con un balance primario del sector público de 1.3 por ciento del PIB. El gobierno pretende hacer modificaciones al marco fiscal que aumenten el componente contracíclico y, al reducir el gasto deficitario potencial, que incrementan también la credibilidad de los objetivos fiscales.

Los ingresos del gobierno deberían beneficiarse de esfuerzos para reducir la evasión de impuestos y la eliminación de la llamada compensación universal, una disposición que permitía a los contribuyentes corporativos a deducir el impuesto correspondiente (en mayoría, impuestos para empresas) en contra del IVA u otras deudas fiscales. A la vez, es probable una subejecución del gasto en la fase inicial de los nuevos programas sociales para pensionados y la población joven, para los cuales se asignó 0.6 por ciento del PIB del presupuesto de 2019. La información de 2019 disponible a la fecha muestra que los ingresos y los gastos fueron menores de lo presupuestado a nivel del sector público, los primeros en gran medida debido a ingresos menores de PEMEX.

Queda por verse si la nueva administración, que se ha comprometido a tomar acción en contra del crimen y la corrupción, puede dar reversa a la tendencia de deterioro de la gobernanza, la cual comenzó con sus predecesores. El presidente lleva un mandato más fuerte que el de las administraciones anteriores y su coalición tiene la mayoría en la cámara de diputados, además de casi la mayoría en el senado, lo que le brinda la capacidad de efectuar un cambio.

El promedio de los seis indicadores de gobernanza que usa Fitch del Banco Mundial afecta el puntaje de México en el modelo de calificación soberana (MCS) de la agencia y es actualmente el más bajo de la categoría BBB. El progreso contra el robo de combustible, lo cual se volvió un problema grave para PEMEX, representa un logro positivo. El gobierno creó una guardia nacional para combatir el crimen y motiva al poder judicial a perseguir casos de corrupción.

Las calificaciones de México se apoyan en la estructura económica diversificada del país y un historial de políticas económicas disciplinadas que han afianzado la estabilidad macroeconómica y contenido desequilibrios. Aunque algunas de las decisiones de política microeconómica de la administración de López Obrador han sido polémicas, las decisiones de la política macroeconómica han sido ortodoxas hasta ahora.

Estas fortalezas equilibran las limitantes crediticias de México, las cuales incluyen un crecimiento económico por debajo de la mediana de la categoría BBB, debilidad estructural en sus finanzas públicas (con un ingreso bajo en comparación con el de sus pares), una penetración crediticia superficial y una de las puntuaciones más bajas en materia de gobernanza para la categoría de BBB.

MODELO DE CALIFICACIÓN SOBERANA (MCS) Y AJUSTE CUALITATIVO (AC)

El MCS propio de Fitch asignó a México un resultado equivalente a una calificación de ‘BBB’ de largo plazo en moneda extranjera en escala internacional.

El comité de calificación soberana ajustó el resultado del MCS para alcanzar la calificación final de largo plazo en moneda extranjera en escala internacional al ajustar su AC, en relación con sus pares de calificación, como se presenta a continuación:

– Desempeño macroeconómico: +1 notch, para reflejar el historial de México de políticas macroeconómicas prudentes, confiables y consistentes bajo sucesivas administraciones. El gobierno continúa haciendo énfasis en la estabilidad macroeconómica en sus políticas, lo cual ha limitado los desequilibrios macroeconómicos.
– Finanzas públicas: -1 notch, para reflejar la expectativa de Fitch de que el apoyo continuo para PEMEX por parte del gobierno resultará en una recaudación de impuestos menor y/o una carga mayor de deuda general del gobierno, lo que perjudicaría las finanzas públicas.

EL MCS de Fitch es el modelo de calificación de regresión múltiple propio de la agencia que emplea 18 variables basadas en promedios acumulados de tres años, incluyendo un año de proyecciones, para producir un resultado equivalente a la calificación internacional de largo plazo en moneda extranjera. El AC de Fitch es un marco cualitativo prospectivo diseñado para permitir ajustar el resultado del MCS para asignar la calificación final, de manera que refleje factores dentro de las metodologías de Fitch que no son enteramente cuantificables y/o no están completamente reflejados en el MCS.

SENSIBILIDAD DE LAS CALIFICACIONES

Los factores principales que, de forma individual o en conjunto, podrían resultar en una acción de calificación positiva incluyen:

– fortaleza en las perspectivas de inversión y crecimiento y políticas que apoyen el crecimiento en el mediano plazo;
– adhesión a un marco fiscal prudente, consistente con una carga de deuda del gobierno estable o en descenso;
– mejora en los indicadores de gobernanza a un nivel más cercano a la mediana de la categoría de calificación.

Factores futuros que, de forma individual o en conjunto, podrían resultar en una acción de calificación negativa incluyen:
– un debilitamiento en la consistencia y credibilidad del marco de política macroeconómica;
– un desempeño macroeconómico sostenidamente por debajo de lo esperado, caracterizado por un crecimiento del PIB que permanezca débil y resulte en el deterioro de indicadores crediticios clave:
– una tendencia al alza en la carga de deuda del gobierno.

SUPUESTOS CLAVE

La economía global se desempeña acorde con la Perspectiva Económica Global de Fitch.
Fitch bajó así las calificaciones soberanas de México:
– calificación de largo plazo en moneda extranjera a ‘BBB’ desde ‘BBB+’; Perspectiva se revisó a Estable desde Negativa;
– calificación de largo plazo en moneda local ‘BBB’ desde ‘BBB+’; Perspectiva se revisó a Estable desde Negativa;
– calificación de corto plazo en moneda extranjera a ‘F2’ desde ‘F1’;
– calificación de corto plazo en moneda local a ‘F2’ desde ‘F1’;
– techo país a ‘A-‘ desde ‘A’;
– calificación de largo plazo de bonos sénior en moneda extranjera no garantizados a ‘BBB’ desde ‘BBB+’;
– calificación de largo plazo de bonos sénior en moneda local no garantizados a ‘BBB’ desde ‘BBB+’;
– calificación de corto plazo de bonos sénior en moneda local no garantizados a ‘F2’ desde ‘F1’.