Rusia y Francia dieron un gran paso hacia una relación más estrecha el lunes, al comenzar las negociaciones sobre la posible venta de cuatro buques de guerra a Moscú al tiempo que el presidente ruso Dmitri Medvedev endureció su postura hacia Irán.
París busca vender a Moscú un enorme buque de guerra y asegurar su participación en los ductos de combustible que llevan el gas ruso hacia Europa occidental, además de convertir a Rusia en un aliado estratégico en los desafíos geopolíticos que enfrentan ambos, como el programa nuclear de Irán.
En general Occidente parece cada vez más impaciente ante las ambiciones nucleares de Teherán, y Medvedev se mostró más inclinado a esta postura cuando dijo que su país está listo para considerar nuevas sanciones hacia esa república islámica.
Irán insiste en que su programa nuclear tiene fines pacíficos y está diseñado para generar electricidad. Países como Francia y Estados Unidos han pedido nuevas sanciones contra Teherán en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia es integrante permanente con derecho a veto.
Sarkozy y Medvedev también dijeron que sus países comenzaron una serie de negociaciones sobre la posible venta de cuatro buques de guerra franceses, incluyendo un barco de tipo Mistral con capacidad para portar helicópteros.
El gobierno de Sarkozy se ha esforzado por acabar con la controversia sobre la venta.
«Quiero que alguien me diga cómo podemos decirle a los líderes rusos ‘no necesitamos que hagan la paz, necesitamos que resuelvan varias crisis en el mundo, especialmente la crisis de Irán… pero no confiamos en ustedes»’, dijo el presidente francés.
Con información de Agencias