Una vez ganada las elecciones del 2024, donde vimos lo inesperado: un triunfo por la izquierda en Colima, a pesar de que nuestro estado encabezó la lista de las ciudades más peligrosas y no recomendables para realizar turismo, con esos datos y gráficas, logró abarcar varias curules en el Congreso del Estado y en las dos cámaras; aún falta que se resuelva el tema de los diputados plurinominales, pero de ello escribiremos después.
Mientras la oposición y sus simpatizantes seguían con las bocas abiertas, conocimos la verdad sobre este resultado: se manejaron demasiados acuerdos entre asociaciones civiles, agrupaciones, entre otras. Vaya sorpresa. Una de ellas, que fue la primera en sentarse en la oficina de la mandataria del estado, fueron las concesionarias de los transportes urbanos de Colima, quienes, ahora sí, con bandera garante, fueron por el tan anhelado aumento a las tarifas del transporte urbano.
Colima abanderó nuevamente las noticias nacionales y la lupa de los partidos opositores, pues el aumento exagerado a las tarifas de estos transportes fue del 50%. Lo más preocupante fue la exhibición de las unidades, las cuales sabemos perfectamente, se encuentran en condiciones deplorables: camiones sin asientos, agujeros en el suelo y algunos hasta sin techo completo.
Movimiento Ciudadano en Colima tardó 14 horas en tener material gráfico y videográfico en sus redes manifestando actos de corrupción de la gobernadora actual, Indira Vizcaíno Silva, con el tema de dicho incremento. Pero detengámonos a analizar este tema desde dos perspectivas:
La número 1 es que estas concesionarias siempre han tenido atado de brazos a los mandatarios estatales. ¿Cómo es el caso? Sencillo: solo es cuestión de amenazas, pues no pierden mucho en detener el tránsito de estas unidades solamente un día, afectando gravemente a la clase trabajadora, estudiantil, y principalmente, al gobierno en turno. Groso modo: “O nos das lo que queremos, o dejamos un día sin rutas a Colima” Cómo no hacer caso, ¿verdad?
La número 2 es que, siempre se desvía el tema: los responsables de que estas unidades se encuentren en este pésimo estado, no es ni el PRI, ni el PAN, ni MORENA; son las concesionarias que lo único que pelean son más ingresos, siempre con la misma bandera de la justificación de que la gasolina está muy cara. Usted y yo sabemos que, aunque la gasolina baje, la excusa cambiará, pero la petición seguirá igual. Como bien lo escribo: es una bandera de justificaciones, y siempre la tendrán visible. No hay llenadera.
Pero el punto número 2 cuesta entenderlo hasta hace unos días que juventudes del Partido del Trabajo salieron en rueda de prensa a acusar a las concesionarias de que cumplan sus compromisos. Si bien el gobierno cumplió con su tan anhelado aumento, es ahora el turno de estos actores que cumplan.
Víctor Torres, político que muchos conocemos por sus acciones que a muchos no les agrada, y hasta motivo de burla ha sido, esta vez muchos estuvieron de acuerdo con él. Hay acuerdos que ya se pueden cumplir, como lo es modificar el horario para los transportistas, el cual se propone sea de cinco de la mañana a 11:30 de la noche. Como primera acción, para ver si de verdad cumplirán.
Ya solicitar que las unidades tengan GPS, Wi-Fi, aire acondicionado y botones de pánico, suena como un milagro, pero que se empiece por lo que sí se puede. Veamos si hay palabra. Las preguntas serían las siguientes: y en caso de que no cumplan las concesionarias, ¿habrá acciones de gobierno contra ellos? ¿Seguirán solicitando aumento a las tarifas en unos pocos años?
Fue muy atinado del PT decir lo que no querían visibilizar: La culpa absoluta no es actualmente del gobierno; son los responsables de tocar el dinero y hacer mal uso de él, que de los nombres de las y los asociados, no hay que mencionarlos, porque nos acabamos la tinta. Han pasado muchas autorizaciones de aumento al transporte público, pero las unidades solamente han tenido cambios de llantas, y los viniles de propaganda política cada tres años.
Solo es cuestión de esperar dos cosas: Que se cumplan ahora sí los acuerdos, (que dudo mucho) o que el gobierno obligue y se peleé con los dueños de los recursos de los transportes, o se termine peleando con el PT.