«Fue el Ejército y el MP de Michoacán»: indígenas de Aquila; se levantan tras asesinato de menor y detención de Cemei Verdía

Aquila Michoacán.-  Cuando Idelberto (niño de 12 años) y los demás civiles escucharon los disparos que el ejército realizaba desde el puente Ixtapilla, unos corrieron a esconderse en las casas cercanas y donde pudieron e HIdelberto en un restaurante, pero una bala lo alcanzó y se impactó en su nuca.

Una de las testigos, explica que el menor no estaba en la manifestación, había acudido a la ‘tiendita’ a comprar pañales para uno de sus hermanos y al escuchar los disparos corrió a esconderse al restaurante ‘Costa de Michoacán’, ubicado a una orilla de la carretera Aquila-Lázaro Cárdenas, cerca del puente de Ixtapilla.  En esos instantes una bala le dio justo detrás de la cabeza y salió por la frente.

«Escuchamos que los soldados empezaron a disparar desde el puente. Cuando oímos los tiros corrimos hacia la cocina, el niño fue a la tienda porque iba por pañales para su hermanito, pero en el momento en que entraba por la puerta le dio la bala, ya no lo alcance a salvar”, dijo María.

“Fue su desgracia, la bala que entró por la ventana. Cuando me tiré al piso, lo voltee a ver y ya estaba sangrando, no alcance a hacer nada por él. Respiraba por la boca y sangraba mucho”.

Este lunes AFmedios acudió al municipio de Aquila, Michoacán, donde ya había varios cientos de indígenas apostados en la Carretera Aquila – Lázaro Cárdenas.

Al llegar a la zona el ambiente era de indignación y coraje. Rostros con las mandíbulas apretadas y palos en las manos listos para defenderse.

Y es que apenas 24 horas después de que el Ejército disparó durante la detención del comandante de la fuerza rural Cemei Verdía donde causó la muerte de Heriberto y lesionó a 4 más, entre ellos otros dos menores de edad, ya había habitantes de 24 zonas indígenas listos para luchar.

Mujeres, adultos y mayoritariamente jóvenes, bloquearon el tráfico kilómetros adelante de La Placita.

Germán Ramírez Sánchez, primer comandante de la Policía Comunitaria (PC) de Santa María de Ostula, dijo en entrevista con AFmedios, «Aquí estamos, no nos vamos a mover, vamos a poner el pecho, si quieren venir por mi o por nosotros aquí estamos, hasta que el gobierno haga su trabajo y detenga a los delincuentes y cumpla la Ley. Los delincuentes están en otro lado aquí solo queremos defender a nuestra gente de los delincuentes».

Este lunes, las exigencias de las autodefensas y policía comunitaria fueron claras para los gobiernos estatal y federal: primero el esclarecimiento y castigo por el ataque del Ejército a civiles el domingo pasado y la liberación de Cemeí Verdía Zepeda, líder de la PC de Ostula.

«Lo que nosotros queremos es justicia, no que nos maten. Nosotros queremos a Mario Álvarez López y a Federico González en la cárcel (narcotraficantes señalan ellos), gracias a ellos tenemos 33 muertes y es lamentable que el gobierno se preste. Yo no se quiénes, pero el gobierno se está prestando para hacernos esto”, lamentó Gerardo.

“Nosotros no somos criminales, el mismo gobierno nos dio las armas, pero no nos dio para atentar en contra de ellos, las tenemos para defender a nuestras familias contra el crimen organizado, la Constitución nos ampara como comunidad indígena, además de molestos estamos consternados”.

De acuerdo al comandante todo ocurrió cuando Cemei acudió a la validación de la camioneta que el gobierno le había asignado y ahí no lo dejan ni comer cuando es arremetido brutalmente y a su escolta.

El comandante señala que esto lo realizó el Ministerio Público de Michoacán y el Ejército Mexicano y sin orden de aprehensión.

El comandante Germán a quien todos respetan y escuchan, apenas tiene un radio y que este lunes no estaba armado, señala: “Somos un pueblo acabado, golpeado y marginado y ahora el gobierno viene a hacernos esto, y es directamente el gobierno federal por medio de los militares, ellos son los que hicieron esto”.

El comandante asegura que  todavía confían en la Ley pero que ya hagan su trabajo (detener a los delincuentes) y no mueran más inocentes.

Conforme pasaban los minutos llegaban más indígenas a la zona con palos y machetes. Las mujeres traían comida para sus esposos e hijos como en las imágenes de la revolución de 1910.

A las 14:00 horas llegó a la zona un convoy de elementos de seguridad y de inmediato los indígenas gritaron «ahí vienen, ahí vienen, a las armas, a las armas (palos y machetes), el convoy no se acercó ni a 200 metros dio vuelta y salió de la zona».

De acuerdo a los indígenas de Aquila, esta vez no los van a volver a intimidar y matar a sus hijos.

A las 14:40 horas un helicóptero de la Marina sobrevoló la zona y los indígenas levantaron sus palos y machetes y gritaron consignas.

Y es que para los indígenas no hay otra verdad que la culpabilidad del Ejército Mexicano en los hechos de este domingo 19 de julio.

En tanto, el comandante de la PC de Pómaro, Santiago «X», refirió que él presenció el momento exacto en que los militares agredieron a la ciudadanía y que fue el Ejército quien disparó en contra de las personas, con el desenlace conocido.

Este mismo lunes representantes de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) llegaron a la zona del conflicto. En específico a la localidad de Xayakalan, a unos cinco minutos de Ixtapilla, donde las fuerzas federales tumbaron con vehículos blindados las barricadas que la población tenía.

Todo durante el conflicto del pasado domingo a raíz de la captura de Cemei Verdía y antes del atentado contra la gente, según se supo durante la cobertura noticiosa.

De esta manera, el visitador regional de la CEDH, Luis Martínez Gallardo, manifestó que iniciaron una queja de oficio sobre lo acontecido en esta región de Aquila e indicó que pese a no tener competencia en el caso, que más bien debe ser atendido por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Los sobrevivientes de la agresión son Nataly «P», de seis años de edad, Horacio «V», de 32 años, Melecio Cristiano «T», de 60 años y Antonio «A», de 17 años de edad.

Todos ellos originarios y vecinos de Ixtapilla, mismos que fueron dados de alta del nosocomio donde estaban internados en Tecomán, Colima, a decir de los propios aquilenses.

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