Una parte vital de la seguridad nacional, dijo el almirante Francisco Murillo Osuna, es la seguridad interior, es decir, “la paz y la tranquilidad que posibilitan el desarrollo de la sociedad”.
Y el estado, agregó, “tiene la obligación de garantizar dicha seguridad y de hacer que la gente se sienta segura”.
En este contexto, comentó, las fuerzas armadas “son lo último a que se debe recurrir para conservar la seguridad”, porque cuando entra el ejército los costos económicos se elevan.
Francisco Murillo Osuna, almirante del cuerpo general Diplomado del Estado Mayor Naval, dictó la conferencia Reflexiones sobre seguridad nacional en México, ayer por la mañana en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima, acompañado por el rector Miguel Ángel Aguayo López.
La seguridad nacional, dijo el militar retirado, debe fundamentarse no nada más en lograr que la gente se sienta segura, sino en preservar los objetivos vitales de la nación. Para él, como soldado que sirvió toda su vida activa en la marina, la seguridad nacional debe apoyarse en una estrategia de largo plazo con planes que sean factibles, y muchos de los cuales deben mantenerse en el mayor de los secretos.
Para él, en el mantenimiento de la seguridad nacional es importante el nacionalismo o el patriotismo, al que llamó “base espiritual” de una nación, que hace que la gente esté dispuesta a sacrificar algo de ella misma para el bienestar de un país.
En México, desde principios de los ochenta, la seguridad nacional aparece como una de las políticas esenciales en los temas y documentos de política nacional. Ya desde ese entonces, aseguró, se hablaba de que las fuerzas armadas podrían y deberían intervenir para proteger los bienes y a las instituciones civiles. Ahora, en dichas políticas, han cobrado una gran importancia los temas de seguridad fronteriza.
Ante pregunta expresa del rector, el almirante Murillo Osuna comentó que buena parte de nuestros problemas, tanto los históricos como los actuales, tienen que ver con los norteamericanos, quienes son los que venden las armas más poderosas y que ahora no sólo son el mayor mercado consumidor de droga, sino que ellos mismos producen una gran cantidad de droga e incluso la mejor mariguana del mundo.
Aclaró, ante una de las preguntas del auditorio, conformado en su mayoría por alumnos de la FCPyS, plantel organizador de esta actividad, que en una acción armada no existe premeditación por parte del ejército para lastimar a terceros. Que son lamentables esas muertes, a las que llamó “daño colateral”, y explicó que ocurren porque la gente, en situaciones de peligro, en lugar de tirarse al piso se pone a correr y queda en medio de una balacera; que esos son los efectos que ocasiona la adrenalina.
Agregó que al ejército se le dan pláticas de derechos humanos, que todos ellos están conscientes del tema, pero que también “están entrenados, adoctrinados y obligados a repeler cualquier agresión” contra el estado y sus bienes.
Por último, dijo que en el combate al narco es vital la inteligencia y sobre todo tener buenos informantes, y que lo que ha hecho el presidente Felipe Calderón, de meter el ejército a las calles, es positivo porque les está dificultando a los narcotraficantes la buena marcha de sus negocios.