Griselda Álvarez Ponce de León nació en Guadalajara, Jalisco, el 5 de abril de 1913 y murió el 26 de marzo de 2009, a una semana de que cumpliera 91 años de edad, en su casa, ubicada en la colonia Pedregal de la Ciudad de México.
Fue bisnieta del general Manuel Álvarez Zamora, primer gobernador de Colima (1857) e hija de don Miguel Álvarez García, gobernador de Colima (1919-1923), y de doña Dolores Ponce de León. Su infancia y parte de la adolescencia las vivió en la hacienda de San Juan de Chiapa, al pie del Volcán de Colima.
Siendo muy joven quedó en completa orfandad, razón por la cual se trasladó a la Ciudad de México, donde se graduó de maestra y continuó estudios en la Escuela Normal de Especialización. Así como en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde se tituló en Lengua y Literatura Hispánicas (con mención honorífica).
Griselda Álvarez prosiguió una carrera dentro de la Administración Pública. Hasta fines de los setenta ocupó diversos cargos en la SEP, la SSA y el IMSS, y representó a México en más de veinte reuniones mundiales sobre educación, mujeres, atención a menores y bienestar social.
De 1979 a 1985 asumió la gubernatura de Colima, convirtiéndose en la primera mujer en la historia de México que alcanzaba tal responsabilidad y distinción. Su trayectoria y experiencia le permitieron desarrollar proyectos, programas y acciones que identificaron su trabajo como gobernadora.
Desde 1986 desempeñó diferentes funciones públicas y continuó su carrera literaria y poética; fue integrante de la Comisión Nacional de los Estados Unidos Mexicanos para la UNESCO; presidenta en varios jurados de literatura y se convirtió en presidenta vitalicia de la Federación Mexicana de Universitarias. En 1998 fungió como consejera de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. De 1998 hasta marzo de 2007, fue asesora de la Secretaría de Turismo.
En el campo de la literatura, Griselda Álvarez escribió prosa, ensayos y sonetos. Nos heredó dieciocho títulos publicados; artículos en revistas y colaboraciones en periódicos de circulación nacional.
A su vez, dictó conferencias en México y el extranjero; y recibió innumerables reconocimientos públicos y privados, entre los que destacan la candidatura al Premio Educación para la Paz (Unesco-París) y la medalla “Belisario Domínguez” (1996), la más alta presea que otorga el Senado de la República.
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