La guerra civil de Siria ha destruido infraestructura clave y afectó severamente los cultivos de alimentos esenciales, dijo El miércoles Naciones Unidas, en momentos en que el conflicto de 22 meses se agudiza por luchas sectarias cada vez más feroces.
Lo que comenzó como un movimiento de protesta pacífico contra el presidente Bashar al-Assad se convirtió en una guerra civil que ha causado la muerte de más de 60.000 personas, devastó la economía y dejó a 2,5 millones de residentes viviendo en la hambruna.
Los prospectos de una paz negociada se han esfumado, mientras la guerra se vuelve cada vez más sectaria, lo que deja a las potencias occidentales con una creciente reticencia respecto a su apoyo para una rebelión compuesta mayormente por musulmanes suníes e islamistas radicales.
El miércoles, la organización Human Rights Watch denunció la quema y el saqueo de sitios religiosos pertenecientes a minorías vistos en los últimos meses, lo que sugiere una escalada en las luchas sectarias.
Al destacar el daño provocado por el conflicto -el más prolongado y letal de las revueltas de la Primavera Arabe- la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO) dijo que la producción de trigo y cebada en Siria había caído en 2 millones de toneladas en el 2012, desde las 4 a 4,5 millones de toneladas producidas en temporadas normales.
La agricultura es vital para la economía siria y representaba casi un quinto del Producto Interno Bruto del país antes de la guerra.
Una evaluación de la situación de Siria este mes, en coordinación con el Gobierno y la oposición, halló que el conflicto estaba destruyendo los sistemas de irrigación y la infraestructura, al tiempo que la inseguridad y la escasez estaban dificultando la labor de cosecha de los productores.
La devastación del sector agrícola podría presionar al Gobierno a gastar más dinero en importaciones, lo que disminuiría más los recursos de un país que según funcionarios era auto-suficiente en la producción de trigo antes del conflicto.
«La misión se vio conmocionada por las demandas del pueblo sirio, cuya capacidad para abastecerse se ha visto dramáticamente erosionada por los 22 meses de crisis», dijo en un comunicado Dominique Burgeon, jefe de la División de Rehabilitación y Emergencia de la FAO.
«La destrucción de infraestructura en todos los sectores es masiva y está claro que mientras más tarde el conflicto, se necesitará más tiempo para rehabilitarlos», aseveró.
DIVISIONES SECTARIAS
Assad y su familia, que han gobernado el país por más de cuatro décadas, pertenecen a la secta minoritaria alauita, una rama del Islamismo chií. Siria acoge además a cristianos, druzos y a otras minorías.
En la provincia norteña de Idlib, donde los rebeldes han ganado amplios territorios a las fuerzas del Gobierno, el grupo activista Human Rights Watch dijo que los combatientes de la oposición destruyeron un sitio religioso chií dedicado al mártir Hussein.
Un video publicado en internet mostró a insurgentes levantando rifles y brindando mientras el lugar sagrado en el pueblo de Zarzour, que fue tomado por los rebeldes en diciembre, se quemaba de fondo.
En las imágenes, que Reuters no pudo verificar de manera independiente, un hombre anuncia la «destrucción de las guaridas de los chiíes y los Rafida», un término denigrante usado contra esa comunidad.
Mientras se desarrollaban los enfrentamientos el miércoles en Siria, Rusia, el aliado extranjero más poderoso de Assad, dijo que no era posible hallar una resolución pacífica a la guerra porque los rebeldes insistían en derrocar al actual presidente.
«Todo gira en torno a la obsesión de los miembros de la oposición con la idea de derrocar al régimen de Assad. Mientras esta posición irreconciliable siga en pie, nada bueno pasará, la acción armada continuará, personas morirán», dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov.
Los rebeldes también se enfrentaron el miércoles con combatientes kurdos en la localidad norteña fronteriza de Ras al-Ain, dijo un grupo de seguimiento activista.
Los combates en el sector causaron 56 muertos en la última semana, después de que los insurgentes usaran armas pesadas como tanques y morteros para atacar a los militantes kurdos, dijo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. {jathumbnail off}