Existen dos razones por las cuales Don José, así como todos los habitantes de las 7 comunidades que conforman Cerro Grande, cuidan de esta zona del Norte de colima y suroeste de Jalisco como estilo de vida.
Una es el decreto de 1987 que declara la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán; la segunda, para que a Colima y Villa de Álvarez le llegue el agua limpia, afirma don José Sánchez “Hay que mantener el cerro limpio para que no llegue el agua contaminada.”
Cerro Grande funciona como una esponja gigante, cuenta con pozos en los cuales el agua proveniente de lluvia se filtra y emerge en las partes bajas en diferentes puntos, uno de ellos es la resurgencia del Cóbano en Zacualpan, de la cual se abastecen Colima y Villa de Álvarez desde 1989 cuando inició la construcción del acueducto Zacualpan – Colima, Villa de Álvarez.
“Antes Colima y Villa de Álvarez se abastecían de agua potable por agua subterránea, pero como fue habiendo más gente y más industrias, encontraron que una opción para entubar el agua era Zacualpan, entonces los de PEMEX regalaron tuberías, hicieron el tanque ‘el Diezmo’, y por gravedad baja el agua”, recordó don José.
Así como el agua llega a la zona conurbada limpia, se procura que así desemboque en el río Armería, gracias a la planta de tratamiento que ha sido reconocida por el Gobierno Federal como una de las mejores del país, y considerada a nivel Latinoamérica como la planta tratadora más eficiente.
Don José cuenta cómo la historia del agua potable en Cerro Grande ha sido diferente:
“Antes teníamos que subir el agua hasta aquella parcela, en unos burrillos, de a dos botes por burro, mientras abajo estábamos espiando el agua, de hecho muchos se iban a dormir para ganar, hasta nos peleábamos: unos se andaban acuchillando… estos, los Manueles…”.
Recordó que construyeron unos pozos naturales y de ahí se acarreaba el agua, “me tocó madrugar, y el chiste era ganárselas los unos a los otros, cuando tenían sus carriles madereros, cambiaban agua por madera a los camioneros”.
Cuando hicieron los depósitos de agua (hace como 30 años) para que alcance toda la temporada, había gente de Picachos que se venía a robar agua a escondidas.
“Y pues surgió la discusión, les decíamos que el agua era nuestra, y las señoras decían que el agua era de Dios que nos la dio, que es de todos, y pues nosotros le dijimos que sí, pero que nosotros construimos esos depósitos. Si oiga, el agua era peor que la gasolina. Ahora hace un año que la acomodaron, y ya en mayo quedó lista”.
El que ya cuenten con un sistema de agua potable, ha mejorado sus condiciones de vida, sin embargo, siguen siendo habitantes de alta marginación, uno de las causas, es que no pueden explotar sus recursos naturales por el decreto de la reserva de la biósfera.
“Todos tienen buenas intenciones a veces, pero el recurso…Antes tenía la intención de huertos, pero la reserva pone trabas por si entran al núcleo… antes estaba la libertad, ahora ya uno se tiene que adaptar, y todo se puede hacer, pero con sus reglas, antes la gente hacía lo que podía, tenía sus animalitos, ahorita está prohibido. Ahora todo es bajo reglas, y está bien así uno no acaba con la naturaleza, pero que el gobierno vea como uno sale afectado”.
“Hay tope de ganado, pero no está prohibido total, si tienes tu potrero, tienes que ver cuánto puedes mantener. Si no tienes potrero, tienes un límite de cabezas de ganado. Ahorita son libres, pero al rato el gobierno va a venir y nos va a decir así: “les damos dinero para cuidar el bosque y no lo cuidan…”
En la reserva se prohibió la crianza de chivos porque se comen la tecata de los árboles.
“Como les decía a algunos compañeros, que el ganado sirve, el ganado hace veredas y ya la lumbre se corta, para eso puede servir el ganado… que la Reserva vea”.
Dentro de la zona núcleo no se puede hacer ningún tipo de actividad. Entre el terrero, Toxín y la laguna, hay ejidatarios con todos sus terrenos en la zona núcleo de la Reserva, no pueden hacer nada; como los de Toxín, donde tienen como 2000 has.
“Donde no hay zona núcleo protegida se pueden tener huertos, por ejemplo, quiero hacer terrazas, pero a lo mejor me dicen que no porque tengo suelo”.
La Fundación Manantlán para la Biodiversidad (MABIO) surgida hace más de 10 años gestiona una iniciativa para que esta población sea recompensada por sus actividades de conservación.
Consiste en concientizar a los habitantes de Colima y Villa de Álvarez, por medios como la radio e incluso salas de cine y otros medios de comunicación, con el fin de que éstos decidan dar o no una aportación económica voluntaria, para ayudar a los habitantes de Cerro Grande, este dinero será destinado a proyectos sustentables, mismos que serán propuestos por integrantes de la comunidad, que ya tiene dos años en capacitaciones, para que en el momento en que baje el recurso, estén listos para que el proyecto arranque.
“La gente ocupa empleos, luego el cerro se va a quedar sin nada, luego quién lo va a cuidar? Si el gobierno se preocupa por los bosques, tiene que preocuparse por la gente que vive en los bosques” Suspiró Don José.
Mabio ha logrado adquirir apoyo de más de 20 instituciones a nivel local, nacional e internacional, entre ellas está la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), Gobierno del Estado de Colima, H. Ayuntamiento de Colima, H. Ayuntamiento de Villa de Álvarez, Ayuntamiento de Minatitlán, Ayuntamiento de Comala, Gerencia Operativa de la Comisión de Cuenca del río Ayuquila-Armería, Dirección de la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán, la Comisión Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado de Colima-Villa de Álvarez (CIAPACOV), el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza (FMCN), el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), el Instituto Manantlán de la Universidad de Guadalajara, la Universidad de Colima entre otros.
“Falta sumar una mayor voluntad política (…) Nosotros no somos quienes decidimos las reglas del juego, los tres niveles de gobierno y la CIPACOV, tendrán que nutrir la iniciativa del mecanismo para que vaya acorde a las necesidades de cada uno, y se está trabajando en esas líneas de operación, junto con las comunidades de Cerro Grande y las instituciones participantes”.
Angélica Jiménez asesor técnico de MABIO señaló que el mecanismo local de compensación por servicios ambientales hidrológicos en Cerro Grande, estará operando antes de febrero del año entrante.
Derechos Reservados AFMEDIOS