Estados Unidos.- Un informe de la agencia de la ONU para la alimentación concluye que el sector agroalimentario se comportará mejor que otros y que, en comparación con la crisis global de los precios de los alimentos de 2007-2008, el mundo se encuentra actualmente en una mejor situación.
Sin embargo, destacó que el gran desafío es el acceso desigual a la comida.
Pese a las dificultades que genera la pandemia del COVID-19 en algunos sectores como el turismo o el entretenimiento, el sector agroalimentario podría mostrar una mayor resiliencia ante la crisis que otros ámbitos económicos, según explica el análisis publicado este jueves por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
El nuevo informe de la Organización aclara que, pese a la previsible incertidumbre en los mercados alimentarios por el COVID-19, es probable que el sector agroalimentario muestre mayor fortaleza que otras actividades económicas.
El director de la División de Comercio y Mercados de la Organización, Boubaker Ben-Belhassen indicó que las consecuencias de la pandemia de COVID-19 se han dejado sentir -en diversos niveles- en todos los sectores alimentarios evaluados por la FAO.
Explicó que el COVID-19 ha supuesto una grave amenaza para la seguridad alimentaria, pero el análisis de la Organización refiere que, desde la perspectiva global, los mercados de productos agrícolas están demostrando ser más resilientes a la pandemia que muchos otros sectores.
“Dicho esto, debido a la magnitud del desafío y a la enorme incertidumbre que plantea, la comunidad internacional debe permanecer vigilante y preparada para reaccionar, si hace falta y cuando sea necesario».
El estudio concluye que, en comparación con la crisis global de los precios de los alimentos de 2007-2008, el mundo se encuentra actualmente en una mejor situación.
Contribuyen a ese dato las positivas perspectivas de la producción mundial de alimentos, los bajos precios internacionales, un mayor número de países importadores y exportadores y una mayor preparación para enfrentarse a las crisis mundiales por parte de los encargados de formular políticas.
Pese a estos avances y «aunque en el mundo hay alimentos suficientes para todos, la fuerte contracción del crecimiento económico debida a la pandemia se ha traducido en un problema de acceso, limitando la capacidad de la población de obtener alimentos suficientes o suficientemente nutritivos, sobre todo en los países que ya se veían afectados por el hambre y otras crisis incluso antes de la aparición de la COVID-19».
Asimismo, el informe detalla las tendencias y perspectivas de una serie de productos alimentarios durante la temporada 2020-21.
Crecen los cereales y baja la carne
Las previsiones iniciales de la Organización indican que la producción global de cereales superará el récord del año pasado en un 2.6 por ciento y que su comercio alcanzará los 433 millones de toneladas durante el periodo 2020-2021, un aumento del 2.2 por ciento respecto al ejercicio 2019-2020.
Sin embargo, la producción de carne a nivel mundial caerá un 1.7 por ciento durante 2020 debido principalmente a tres factores: las enfermedades de los animales, las alteraciones del mercado ligadas a la COVID-19 y los efectos de las sequías.
La noticia positiva en este apartado es que el comercio internacional registraría un crecimiento moderado mantenido por las grandes importaciones de China.
Desde enero, los precios internacionales de la carne disminuyeron un 8.6 por ciento, especialmente en la carne de ovino, seguidas por las aves de corral, cerdo y bovino.
Esta situación se alcanzó debido a las medidas tomadas para controlar el coronavirus que comportaron complicaciones logísticas, el descenso global de la demanda de importaciones y las grandes cantidades de carne sin vender.
El pescado sufre para seguir a flote
La pandemia del coronavirus afectará durante este año a la captura de productos frescos y a «las especies populares en restaurantes», ya que las flotas pesqueras siguen atoradas y los productores acuícolas disminuyeron sus «objetivos de repoblación de peces».
El COVID-19 puede alterar gravemente la producción mundial de camarones y salmones, especialmente en Asia donde la cría se retrasó de abril a mayo y junio. Por ejemplo, en la India se prevé una disminución de la producción de camarones cultivados de entre un 30 y un 40 por ciento.
Al mismo tiempo, decreció la demanda de camarones frescos y congelados, y se cree que la de salmón se reduciría al menos un 15 por ciento durante este año. La venta al por menor de salmón y trucha sufrió un fuerte descenso y no se prevé una pronta recuperación.
Se mantiene el bajo precio del azúcar y la leche fluctua
Por segundo año consecutivo bajará la producción mundial de azúcar situándose «por debajo del nivel estimado de consumo mundial, por primera vez en tres años».
Pese a ello, se prevé un incremento de la compra de azúcar que se mantiene por los bajos precios y la «reconstitución de las existencias» en algunos de los países tradicionalmente importadores.
Pese a las alteraciones que ha causado el coronavirus en los mercados, la producción mundial de leche mostraría su fortaleza al preverse un crecimiento de un 0.8 por ciento durante este año. No obstante, el pronóstico para las exportaciones globales de productos lácticos indica una reducción del 4 por ciento, en un contexto en el que puede variar la demanda de importaciones. BP