Por Héctor Romero Fierro
Es difícil que un loco egocéntrico llegue a gobernar el país mas importante del mundo, aunque les duela a los admiradores de China o Rusia. Pero por errores del sistema electoral americano, llegó al poder Donald Trump, un demagogo impresionante que logró llevar a la política del país vecino a un capítulo surrealista, ya que supo gobernar acudiendo a una emoción que se sobrepone a las demás, el miedo.
Miedo a perder ante el zoocialismo, miedo a perder los empleos, miedo a perder la famosa “american way of life”, miedo a China, cuando sabemos que sus empresas y familiares están haciendo grandes negocios en ese país. Supo manipular a las masas, sobre todo a las clases más pobres de Estados Unidos a quien su discurso de odio, con unas pocas posibilidades de salir adelante, les impresionó.
Individuo con arranques infantiles, resentido contra el mundo y en especial contra México, ya que el sistema judicial mexicano decía que lo perjudicó, acostumbrado siempre a salirse con la suya, trató de gobernar dividiendo a la sociedad americana, ricos y pobres, empleados de las fábricas contra opulentos inversionistas, impulsor de una reforma fiscal tendiente a apoyar a individuos como él, convirtiéndose ésta en la única reforma significativa que haya impulsado sobre su mandato.
Impulsor de un muro fronterizo del que sabía su poca efectividad, pero que por motivos políticos proponía para contar con el voto de muchos desempleados, que automáticamente culpaban a los migrantes de todos sus males, sin entender el gran beneficio que genera a la economía americana nuestros connacionales que por falta de oportunidades deciden arriesgar su vida para obtener un mejor nivel económico.
Curioso, casi todo mundo está contento con el hecho casi incontrovertido de que ya perdió la elección, aunque se aferre y amenace con acudir a la Suprema Corte, está tan loco que no dudo que se declare, como el otro loco del sur, presidente legítimo. La votación fue contundente, prácticamente no hay forma en que se revierta ese resultado.
Hasta los propios miembros de su Partido “Republicano” reconocen el resultado electoral, incluso el influyente miembro de ese partido y expresidente George W. Bush escribió en su página oficial: “Acabo de hablar con el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden. Le extendí mis cálidas felicitaciones y le agradecí el mensaje patriótico que entregó anoche.
También llamé a Kamala Harris para felicitarla por su histórica elección a la vicepresidencia. Aunque tenemos diferencias políticas, sé que Joe Biden es un buen hombre, que ha ganado la oportunidad de liderear y unificar nuestro país…el pueblo estadounidense puede confiar en que esta elección fue fundamentalmente justa…”
Mientras que los verdaderos líderes del mundo ya habían felicitado a Biden, en nuestro país no sabían que hacer, se la jugaron con el presidente “Trun” (MALO dixit) y ahora pierden, cuántas gentes le recomendaron a López no asistir a una reunión innecesaria en plena campaña electoral, por ello hasta el momento de escribir estas líneas, erróneamente López se negaba a felicitar a Biden, claro, perdió a su único aliado “Trun”.
Decía el canciller Ebrad, cuando se conoció el triunfo del demócrata, que MALO estaba en ese momento en un vuelo, pero que “fijará la posición de México respecto de las elecciones en EU en cuanto arribe a Villahermosa”. Llego a ese lugar y nada manifestó al respecto, pura demagogia en relación con la inundación al parecer provocada irresponsablemente por la CFE, y se limitó a señalar: “Queremos esperar a que legalmente se resuelva el asunto de la elección”. Además, dice tener muy buena relación con ambos candidatos, situación que pongo en duda.
Aquí no se puede “fijar postura” solo se debe felicitar al ganador. Que curioso que minutos después de que se diera el resultado electoral en Bolivia, nuestro país ya felicitaba al triunfador por conducto del Canciller, también operaron en tiempo record para salvar a su aliado Evo Morales y traerlo a México. La única duda que me queda es si la negativa de López a reconocer la victoria de Biden es en verdad el cumplimiento del principio de “No intervención”, o es el miedo de molestar a “Trun” al quien le quedarían 70 días o simplemente por su patológica aversión a reconocer derrotas. Será el sereno, pero esa actitud provocó la indignación de congresistas estadounidenses y políticos de la oposición mexicana, calificándola de un “asombroso fracaso diplomático del presidente de México….en un momento en que la entrante administración Biden busca una nueva era de amistad y cooperación”, señaló el líder de Cuacus Hispano en el Congreso de los Estados Unidos. De nuestro continente Canadá, Argentina, Costa Rica, Chile, Panamá, y ojo, hasta Nicolás Maduro de Venezuela.
Biden es un gran aliado de nuestro país, incluso es un declarado “Guadalupano” y no hay duda de que mejorarán mucho las relaciones entre las economías de ambos países, sin embargo, será notable el trato frío que dispensará hacia MALO. Al tiempo.
El tiro de gracia ante el electorado se lo dió el pésimo manejo de la pandemia, en todos los aspectos, igual de mal manejado que aquí, apostaron ambos presidentes por la equivocada inmunidad de rebaño y por una vacuna que nunca llegó y solo provocaron muertes al por mayor.
Lo más importante de la elección americana es un buen mensaje para nuestro país, la vía electoral es el camino adecuado y pacífico para deshacernos del loco egocéntrico y demagogo que funciona como presidente de este lado de la frontera, esperemos una oposición bien unida y articulada para obtener la mayoría en la Cámara de Diputados en el 2021 y despedirlo con la revocación de mandato en el 2022.
Por cierto, se busca al embajador de Estados Unidos en nuestro país, desde el resultado electoral no sabemos nada de él, o será, como dice un ex senador mexicano, “¿andará comiendo garnachas?”.