Panamá.- Estados Unidos y Cuba lanzaron ayer en Panamá una nueva e histórica fase en la reconstrucción de sus maltrechos nexos bilaterales.
Raúl Castro reiteró a Barack Obama la disposición para que Washington y La Habana edifiquen una “convivencia civilizada”, con diálogo “respetuoso” y sin olvidar “nuestras profundas diferencias”.
Mientras que el presidente de EU reconoció un historial de incongruencias de su país en derechos humanos en América Latina y el Caribe y proclamó que reconstruir los lazos con Cuba es un “nuevo capítulo” político que repercutirá “a lo largo de las Américas”.
En un acontecimiento de implicaciones históricas en más de medio siglo de disputas de las dos naciones, los dos jefes de Estado se reunieron ayer en la tarde, durante 80 minutos, al margen de la VII Cumbre de las Américas, que empezó el viernes y concluyó ayer.
El encuentro, en un salón del centro de convenciones Atlapa, sede de la cumbre, se desarrolló “en un ambiente respetuoso y constructivo”, dijo a la prensa el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
Obama describió la reunión como “histórica” y señaló que “lo que los dos hemos concluido es que podemos estar en desacuerdo con un espíritu de respeto y civilidad. Y con el tiempo, es posible que pasemos la página y desarrollemos una nueva relación entre nuestros dos países”.
La cita, que fue el primer encuentro privado o público entre un presidente de EU y uno de Cuba desde 1956, reforzó la ruta de normalización de vínculos que Obama y Castro acordaron en diciembre pasado.
Obama “es un hombre honesto” y “no tiene ninguna responsabilidad” en las políticas de acoso de EU a Cuba desplegadas por los anteriores 10 gobernantes estadounidenses (de 1959 a 2009), “y todos tienen deudas con nosotros, menos el presidente Obama”, había declarado ya Castro ante el plenario de la cumbre, en la que constituyó la primera participación cubana en una Cumbre de las Américas desde su instauración en 1994 como máximo foro interamericano.
Con información de agencias