EN MI HUMILDE OPINIÓN
Por: Noé GUERRA PIMENTEL
Traigo esto, porque en días pasados, a unos cuantos de la celebración nacional del Día de la Bandera y dado el rescate que hice y que desde hace más de quince años he venido difundiendo sobre su verdadero gestor, como lo fue Macario G. Barbosa, alguien me preguntó afirmando, que, Arcadio Zúñiga y Tejeda, había sido compañero de parrandas del profesor promotor de la honra nacional de nuestro lienzo tricolor, el profesor Macario, lo que al vuelo refuté, como conocedor y difusor de la biografía de ambos personajes. Vamos a las obras y al contraste.
ARCADIO ZÚÑIGA Y TEJEDA. El compositor, músico, poeta y periodista, autor, entre otros, del poema La Barca de Oro (popularizado por Pedro Infante, Vicente Fernández, Mocedades y Ana Gabriel); nació en Atoyac, Jal., el 9 de enero de 1858 y falleció en Colima, Col., el 29 de enero de 1892. Sobre su muerte hay dos versiones, una secunda a la otra. La primera, dice que en estado de ebriedad murió en una riña callejera y, la segunda, que con una decepción amorosa a cuestas se dejó abrazar por el alcohol hasta que, en ese estado, buscando pleito y quizá la muerte en las inmediaciones del barrio El agua fría.
De él, se rescatan, además de La Barca de oro y Hay unos ojos, que se popularizaron como canciones; las letras poéticas: Sueño del alma. No sabes tú, mi niña. Ilusiones perdidas. Cantar llorando. La golondrina. La serenata. Las palmas. Lejos de ti. La barca de plata. Quiero soñar. Los Turbiones y el cuarteto: A una colimota., entre otros poemas de este jalisciense del siglo XIX, que lamentablemente han sido olvidados.
MACARIO G. BARBOSA. El profesor y original promotor de la celebración del Día de la bandera, también colimense adoptivo, nació en Pihuamo, Jal., el 2 de enero de 1880 y falleció en Colima, Col., el 2 de octubre 1956. De él, hoy retomo parte de que hace varios años escribí: Del archivo familiar de los Barbosa en Colima, se desprende que su ancestro inició a gestionar esto antes de 1933, cuando logró que el presidente Abelardo L. Rodríguez, enviara iniciativa al legislativo federal para que se rindiera culto a la enseña tricolor el 24 de febrero de cada año.
No obstante, no fue suficiente. En otro oficio del 29 de marzo de 1935, el subsecretario de Gobernación, le contesta: “Ha sido en poder de esta secretaría el atento escrito de usted fechado el 14 de los corrientes, manifestándole en respuesta que en oficio número 8977 del 11 del actual, se le comunicó que oportunamente se le dieron a conocer las opiniones de los ciudadanos gobernadores, que fueron emitidas a la iniciativa presentada por usted, para que se rindiera un homenaje a la Bandera nacional”. En Colima, el 4 de noviembre de 1936, el gobernador, Miguel G. Santa Ana, envió oficio al mismo Barbosa, informándole: “que se tendrá presente (su iniciativa) para que en lo sucesivo se le hagan los honores a la Bandera Nacional en la fecha que indica su citado escrito”.
De tal manera que, a partir de 1937, cada 24 de febrero, en Colima se empezó a homenajear oficialmente a la Bandera. Cabe señalar que, desde antes Macario, con su familia, amigos y vecinos, ya hacía honores a la Bandera en su domicilio, incluso, marchaba por las principales calles del centro. Fue hasta el 24 de febrero de 1942, cuando el presidente, Avila Camacho, presidió una ceremonia en honor al lábaro patrio.
El 11 de diciembre de 1986, el director de gobierno de gobernación, por mando del presidente, solicitó al gobernador de Colima, Elías Zamora V., que: “se lleve a cabo un reconocimiento oficial al C. Macario G. Barbosa, quien fuera iniciador del movimiento, para que se le rindiera homenaje a nuestra enseña nacional cada 24 de febrero”. En febrero de 1987, se llevó un homenaje al “colimense emérito” Macario G. Barbosa.
EN CONCLUSIÓN. Hechos y documentos hablaron. Entre ambos personajes: Arcadio y Macario, hay 22 años de diferencia. Es decir, en 1892, cuando Arcadio moría a los 34 años de edad; Macario, quien dudo lo hubiera conocido en vida, era un niño de 12 años de edad y cursaba la primaria. Lo aclaro por aquellos que han afirmado que Arcadio y Macario se iban de parranda.