HONESTIDAD, PERO CON EFECTIVIDAD

TAREA PUBLICA

Por: Carlos OROZCO GALEANA

El presidente Andrés Manuel López Obrador defendió la designación de Angel Carrizales como titular de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y advirtió que le importa más la honestidad que la experiencia. Dijo que prefiere “gente honesta a charlatanes con doctorados”.

Antes, “se mandaba la terna pero con palomas mensajeras, con halcones; se llevaba la instrucción de quién iba ser el bueno y todo era una faramalla”. Esta afirmación es temeraria pues esas prácticas continúan, están lejos de desaparecer pues uno a uno van cayendo a la esfera del control presidencial varios organismos autónomos, lo que se comprueba con su propio dicho. ¡ El senado reprobó   a Carrizales, – pero yo lo apruebo !

En ese asunto, el mandatario fue enérgico respecto del valor de la honestidad para ocupar un cargo público, y aseguró que su recomendado, porque trabajaba antes a con él, sí la tiene aunque no tanta experiencia. No pasó las pruebas (para un cargo en el sector energético), le dijo un reportero. Pero “pasó la prueba en Presidencia; resulta que a mí me toca nombrarlo, es una designación directa porque así está en la ley”. O sea, le valió el Senado, que lo rechazó como viable cinco ocasiones para ocupar puestos en la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), en la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y como consejero independiente de Petróleos Mexicanos (Pemex).

El presidente Amlo expuso los criterios utilizados actualmente y aquellos del periodo neoliberal donde “ era al revés “: 90% experiencia, así que eran buenísimos, además charlatanes, pero eso sí, muy corruptos, de los que firmaban todo por mantener salarios de 300 a 400,000 pesos mensuales. Gente sin decoro, aseveró. En nuestro país, donde el principal problema es la corrupción, es muy importante “que haya servidores públicos honestos, de esos que prefieren dejarles   a sus hijos pobreza y no deshonra”.

En esta parte última estoy de acuerdo. Un presidente responsable trabaja por un gobierno limpio limpia como una exigencia ética irrenunciable. Así lo entiende Amlo. Nada que discutir. Las conductas intachables de los servidores públicos deben ser timbre de orgullo para quienes las ejercen, eso trasciende a las propias familias, la sociedad y los hijos. ¿ Qué le puede decir un papá corrupto a su hijo respecto a una ética del deber y del respeto a todos si actuó mal y cayó en corrupción ? Mutis hará, seguramente. No se puede ocultar en familia lo mal habido, la inclinación por lo ajeno y los comportamientos deplorables.

Pero no estoy de acuerdo con el presidente respecto de que si se tiene un doctorado se es necesariamente corrupto. No, señor. Si habrá malandrines entre ellos, son humanos. Pero los hay decentes, incluso en su propio gabinete tiene un doctorado en Hacienda con Arturo Herrera y antes al señor Carlos Urzúa, también con un doctorado en esa misma dependencia. No podría acusarlos de corruptos solo por sus credenciales académicas.

Ciertamente, en la historia de México ha habido doctores en economía o al menos con maestría que no han entregado buenas o regulares cuentas. Está el diabólico Carlos Salinas, doctor en economía por Harvard, Ernesto Zedillo, doctor en economía por Yale, Felipe Calderón y Miguel de la Madrid maestros ambos en administración   pública con postgrados en Harvard. Ni todos corruptos, ni todos honestos. Tener conocimientos científicos a nivel doctorado no implica que la persona sea corrupta; ni siquiera la persona más honesta está en riesgo de caer en corrupción, así que no basta la honestidad.

Percibo que López Obrador tiene tirria a los profesionales que logran destacar con postgrados en México o en el extranjero. Debería darnos gusto tenerlos. Hay un dejo de envidia quizás en su rechazo, pues se sabe que duró 14 años para salir una licenciatura. Todo lo que huela a academia le produce tirria. No debe ser así. Los mexicanos deseamos en el gobierno gente honesta, si, pero efectiva, resolutiva, que no ande preguntando cómo resolver los asuntos bajo su competencia. Tampoco nos gustan los “chipatos, o sea, los chingones para todo.

En el siglo VI a.c., el sabio Confucio dijo que el nivel más elevado de honestidad surge cuando alcanzamos un sentido de fraternidad y humanismo tal que tratamos a todas las personas y seres como parte de nosotros mismos. Me parece que este es el ideal principal de Amlo, lo celebro, pero no puede fundarse en el desprecio de quienes con mucho sacrificio han trascendido en el saber humano y aportan mucho a las ciencias y en todos las actividades donde se ocupan conocimientos de vanguardia.