Comenzó la temporada de vacaciones y es común que más tiempo de recreación conlleve un aumento de peso en muchos de los vacacionistas; ante esto, Paola García Antillón, profesora en la Escuela de Turismo y Gastronomía de la Universidad de Colima, campus Manzanillo, hizo algunas recomendaciones.
La nutrióloga universitaria dijo que una alimentación saludable significa mantener el equilibrio, “pues a veces se comente el error de tachar sólo alimentos malos y buenos; no obstante, el objetivo es que haya un equilibrio y más aún en estas fechas. El ser humano es un ser social y la alimentación forma parte importante de dicha socialización”, recalcó la entrevistada.
Es importante, añadió, tener un criterio de selección adecuado en los alimentos naturales y los menos procesados, y escoger opciones con más volumen, que tengan más nutrientes y no sólo calorías vacías. En este sentido, afirmó que es preferible consumir colaciones de frutas como jícama o pepino en lugar de comida chatarra, y agua de coco en vez de sodas.
Asimismo, en este proceso de selección de alimentos, la entrevistada opinó que hay que tener en cuenta las etiquetas, “pues hay compuestos que muchas veces no se pueden ni siquiera pronunciar y que es mejor no consumir, ya que son sustancias químicas ajenas al cuerpo, que a la larga derivan en efectos adversos sobre la salud”.
García Antillón comentó que en este periodo de descanso es favorable recordar el plato del buen comer; esto es, que al menos la mitad del consumo en cada comida deben ser vegetales, preferentemente más verduras que frutas, y sólo una cuarta parte de alimentos de origen animal, de preferencia carnes blancas como pescado y pollo. Respecto a mariscos con más colesterol como el pulpo, camarón y ostión, recomendó limitar su consumo, así como de los embutidos, y no abusar de los cereales.
“A veces, en esta selección de alimentos no optamos por lo más saludable, lo que deriva en hábitos pocos saludables como el descontrol y ayunos innecesarios”, advirtió.
Hizo hincapié en que se debe comer, cada tres o cuatro horas, pequeñas cantidades de alimentos, y que cada momento es una oportunidad para seleccionar los que son mejores para nuestro consumo.
Por ejemplo, añadió, “en la noche, más que comer poco se deben comer alimentos fáciles de digerir y bajos en azúcar para no afectar el ciclo del sueño; lo ideal es consumir fuentes de proteínas y vegetales. No hay nada mejor que cenar una ensalada”, dijo la profesora.
De igual manera, entre sus recomendaciones dijo que en climas cálidos es sustancial comer en establecimientos donde exista la seguridad de una buena higiene en la elaboración de alimentos para prevenir enfermedades, así como mantenerse hidratados: “Se debe ser constante en la ingestión de agua, y si es agua alcalina (con algo de limón y bicarbonato) es mucho mejor”, agregó.
En climas fríos propuso el consumo de frutas, por ser fuente de vitaminas que fortalecen el sistema respiratorio; no obstante, pidió limitarse en el caso de frutas con alto aporte calórico y azúcares como el mango maduro, el papayo, melón o el plátano frito.
Por último, la nutrióloga dijo que algo muy benéfico es mantenerse en movimiento: “Hay que disfrutar, pasear, salir a caminar en las playas, nadar y realizar pequeñas acciones como dejar el coche alejado o seleccionar las escaleras en vez del elevador, lo que sumará pasos a nuestros días y por ende nos ayudará a mantenernos saludables”.
BOLETÍN DE PRENSA.