La Agenda 2030 reconoce el papel de la migración internacional en la consecución de un desarrollo económico y social inclusivo y sostenible, más aún, ese plan deja claro que muchos de los objetivos sólo podrán alcanzarse plenamente con la contribución de los migrantes.
Bajo esta premisa, la Asamblea General de la ONU celebra este miércoles un Debate de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desarrollo, dos de los temas más importantes e interconectados de la agenda multilateral de las Naciones Unidas.
Al abrir la discusión, la presidenta de la Asamblea, María Fernanda Espinosa, afirmó que no se pueden lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible si no se incluye a las personas migrantes y recordó que una de las metas se refiere a la necesidad de facilitar una migración segura, regular y responsable, y hace un llamado a la implementación de políticas planificadas y bien gestionadas.
“En los últimos años, hemos sido testigos de grandes movimientos migratorios que han causado miles de muertes. Alcanzar el desarrollo sostenible, en todos los países y regiones, como plantea la Agenda 2030, permitirá minimizar los factores adversos que causan la migración. Es decir que cumplir los objetivos de desarrollo sostenible será la mejor herramienta para prevenir una migración desordenada”.
Agregó que nadie deja atrás a su familia ni su país si no hay una razón muy poderosa para hacerlo y subrayó la necesidad de garantizar los derechos de estas personas en los países donde se asienten.
Migración y desarrollo sostenible
En este contexto, señaló que los 23 objetivos del Pacto Mundial sobre Migración, adoptado hace tres meses, fueron estructurados en línea con la Agenda 2030, abordando los riesgos y desafíos que enfrentan las personas y las comunidades en los países de origen, tránsito y destino de la migración.
Espinosa llamó a considerar los riesgos que rodean el fenómeno migratorio, como la trata y el tráfico de personas, además de la explotación laboral y la vulnerabilidad de las mujeres, que representan más de la mitad de la población migrante y el 71% de las víctimas de trata.
La presidenta de la Asamblea General aseveró que la evidencia ha demostrado que los beneficios de la migración son mayores que los desafíos y citó como ejemplo las remesas, que superan la ayuda oficial al desarrollo en los países de origen. “En 2017 se remitieron 600.000 millones de dólares, de los cuales 450.000 millones fueron a economías en desarrollo”, detalló.
Por si esto fuera poco, el 85% de lo que ganan los trabajadores migrantes se queda en los países de destino, con lo cual también contribuyen al crecimiento, a la creación de empleos y a la distribución de servicios de los países de destino.
Motor para el desarrollo
“En un mundo globalizado e interdependiente, la movilidad humana debe ser aprovechada como una oportunidad; como un motor para el desarrollo: de los migrantes y de sus familias, así como de los países de origen, tránsito y destino.”
Espinosa instó, asimismo, a generar un discurso bien informado sobre la migración para desterrar los prejuicios y discriminación que afecta millones de personas que han debido dejar sus países.
Añadió que los esfuerzos por erradicar la xenofobia y las expresiones negativas y discriminatorias contra los migrantes son una tarea conjunta de los gobiernos, los medios de comunicación, las organizaciones de la sociedad civil y los parlamentos.
Hizo hincapié en que el Pacto Global sobre Migración no afecta la soberanía de ningún Estado, sino que la refuerza. “Ningún Estado por más poderoso que sea, podrá resolver -por sí solo- los retos que presenta la migración. El Pacto privilegia la cooperación entre los Estados como la mejor herramienta para hacer frente a la migración”, acotó.
Finalmente, Espinosa pugnó por la implementación del Pacto y llamó a la participación activa y constructiva de los Estados para agilizar ese proceso.