¿QUÉ VIENE?
Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ
Regularmente procuramos en la vida cotidiana manejar nuestro entorno de tal forma que haya las menos variaciones. Buscamos ingresos estables, procuramos cuidados en nuestra salud, un techo, un confort.
Y por supuesto que es bueno, sano, tanto física como emocionalmente. A veces sucede que esos deseos sencillamente no se cumplen y el contexto cambia, sutil o drásticamente y nos genera angustia, sufrimiento. Esto también es comprensible y surgen algunas preguntas que tal vez hasta nos roben el sueño.
¿Los cambios fiscales anunciados para este 2020 me llegarán a afectar en lo personal?
¿La anunciada escalada de precios en los energéticos y algunos de los productos que más consumimos son señales de una carrera inflacionaria?
¿Qué va a pasar con el tema de la seguridad?
¿Qué va a pasar con el crecimiento económico?
¿El conflicto internacional que se desata en medio oriente, Irán en lo particular, nos tocará?
¿Se va o no a aprobar tempranamente el T-Mec?
¿Realmente harán algo los diputados locales por que se recuperen las recientes bajas que se dieron en la nómina del gobierno estatal?
¿El gobierno federal se decidirá a apoyar la economía del estado revisando la situación de la ejecución de la obra pública, en especial la que se está proyectando en la API, para que esa derrama quede aquí?
Temas nacionales, internacionales y locales que confluyen en la vida de todos los días. La incertidumbre hace presencia y con ella el optimismo se malluga. Sin embargo, debo decirlo, hemos demostrado estar curtidos. Aguantamos vara, como se dice. Pero ahora no se trata solamente de tolerar y adaptarnos. Es absolutamente tiempo de tomar actitudes y, sobre todo, decisiones que nos permitan ser agentes de cambio. La trinchera no debe ser una limitante.
Enfrentamos un entorno de crisis que podemos convertir en oportunidad, no con un cursi “si se puede” o un “querer es poder”; la realidad es más exigente y pide compromiso, con uno mismo y con el prójimo. ¿Cómo?, pues reflexionando, conversando, participando, confrontando. No hay una receta simple, pero simple es que despertemos conciencia y no nos quedemos cruzados de brazos.
Que el deseo de felicidades no sea una fórmula repetida, que sea una construcción de todos.