Indiferencia
Por: Rubén PÉREZ ANGUIANO
Después de una tragedia como la que se experimentó en días recientes, en plena cabalgata y en un espacio familiar, era necesario cancelar festejos.
No puedo creer que las cosas sigan como si no pasara nada.
Eso mismo pensé hace un año cuando asesinaron al secretario del ayuntamiento, pero a los pocos días se cortaron listones y todo fue alegría. Me sentí asombrado, lo confieso, pero allí estaban funcionarias y funcionarios municipales, ataviados para las fiestas e inaugurando los festejos como si todo estuviera a pedir de boca.
Hace un mes asesinaron al director de la feria, un reconocido profesionista y funcionario colimense, junto con un empresario vinculado a las fiestas. Fue un homicidio terrible, pero todo se olvidó rápido. Más pronto que tarde se nombró a un nuevo director y todos al festejo.
Llega una tragedia peor y seguimos como si todo fuera normal, como si no fuera para más.
A ese ritmo vendrán cosas peores, cada vez peores.
¿Qué falta?, ¿una bomba en plena Petatera, ¿un intercambio de balas entre los tendidos de sol y sombra?
Suena absurdo, quizás, pero lo absurdo ya se volvió algo al alcance de la mano.
Pero les puedo apostar que, si algo así ocurriera, volverían a tocarse los pasodobles y a compartirse los mezcales al siguiente día.
Un comentario similar podría expresar con relación a lo que ocurrió en Manzanillo: asesinaron a una joven pareja frente a su hijo y después todo es carnaval.
Creo que eso nos vuelve insensibles, indiferentes, casi inhumanos.
Perdonen ustedes, pero las tragedias, los asesinatos, las cosas terribles no deben pasar como si nada.
El luto también puede ser una forma de protesta contra las circunstancias que están frente a nuestro modelo de vida.
Si seguimos festejando como siempre no será extraño, también, que los atentamos contra la vida y la sociedad sigan como siempre.
Si nos mantenemos como si nada pasara, enviamos un mensaje a la alta dirección de los municipios, del estado y del país que todo está bien, que no hay de qué preocuparse, que no es necesario el cambio.