Colima.- El Comité Estatal para el Fomento y Protección Pecuaria de Colima tiene registrados seis casos de rabia paralítica en bovinos (enfermedad conocida como derriengue) en lo que va del año.
En entrevista con AFmedios, Jorge Salazar Barragán, presidente del organismo, dio a conocer que en 2014 recibió reportes sobre tres reses con signos de esta enfermedad viral en Ixtlahuacán, dos en Minatitlán y una en Colima. Los análisis de laboratorio confirmaron el diagnóstico.
La enfermedad la transmiten murciélagos de la especie Desmodus rotundus (vampiro común) que se alimentan exclusivamente de sangre. Esta especie abunda en Colima.
Respecto a los seis casos registrados en el estado de Colima, Salazar Barragán advierte que lo han padecido en animales no vacunados contra la rabia. El Comité Estatal para el Fomento y Protección Pecuaria de Colima ha detectado que alrededor de 65 por ciento de los animales sí cuentan con la vacuna.
“No podemos obligar a la gente a vacunar. Intentamos que lo hagan a base de pláticas y convencimiento”, señala.
Salazar Barragán precisa que en todo el estado hay presencia del vampiro común, pero no en todas partes los especímenes son portadores del virus de la rabia. Las autoridades, refiere, capturan constantemente ejemplares del murciélago. Si se detecta rabia, se controla la población del refugio que habitan.
Estos animales generalmente viven en grandes colonias dentro de cuevas. El control poblacional se ejecuta administrándoles en el lomo a los animales capturados una pomada vampiricida compuesta por warfarina, sustancia que les provoca hemorragias internas. Dado que son muy sociables y se acicalan los unos a los otros, cada animal puede dar warfarina a decenas de sus congéneres.
En las zonas en las que no se detecta ganado que haya sufrido mordeduras, los ganaderos son reacios a administrar la vacuna, apunta Salazar Barragán.
El Comité Estatal de Fomento y Protección Pecuaria de Colima, apunta Salazar Barragán, emprende campañas de prevención del mal llevando pláticas a productores, explicándoles el desarrollo de la enfermedad y administrando la vacuna sin costo adicional (el productor tiene que pagar únicamente el precio de la dosis, alrededor de 10 pesos).
Signos
La rabia es una enfermedad infecciosa del sistema nervioso central transmitida por un virus de la familia Rhabdoviridae. Los murciélagos hematófagos pueden ser portadores del virus y transmitirlo a diversas especies, entre ellas bovinos, caprinos, ovinos, porcinos y seres humanos.
El Comité no tiene registro de ningún humano contagiado de rabia por un bovino enfermo. Sin embargo, sí es posible la transmisión.
El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) del Gobierno federal detalla que es posible que una persona que manipula a un animal infectado adquiera el virus a través de pequeñas heridas o a través de la mucosa ocular, al introducir las manos en el hocico de un animal enfermo que esté salivando (el virus de la rabia se encuentra en esa solución).
Otra forma de contagio, refiere el organismo del gobierno federal, puede darse cuando se manipula sin protección el cadáver de un animal muerto, al cortarle la cabeza u otras partes del cuerpo, pues generalmente el virus rábico es viable en el tejido nervioso incluso días después de que la enfermedad mató a un animal. El Senasica no recomienda que se consuma la carne de un animal fallecido por este mal.
Una vez que un animal está infectado, no hay tratamiento para detener la enfermedad. Los bovinos padecen una variante de la rabia conocida como paralítica (derriengue).
El Senasica señala los signos ante los que el productor debe estar alerta:
Inicio de la enfermedad. Suele durar de uno a cuatro días. El animal infectado se deprime, se aleja del hato, sufre ansiedad, se muestra atemorizado, deambula con desplazamientos erráticos e incoordinados, no come, no toma agua (hidrofobia), pierde rápidamente peso y volumen muscular, y también se presentan fiebre, pelo erizado, atonía ruminal, se suspende la rumia y hay dificultad para deglutir la saliva, por lo que el animal babea abundantemente y disminuye la producción láctea.
Signos paralíticos. Suelen presentarse entre el segundo y tercer días posteriores al inicio de los signos. La parálisis se inicia en las extremidades posteriores, por lo que adopta una postura parecida a un perro sentado (ganado derrengado) y evoluciona hasta paralizar completamente al animal. Los animales caen con frecuencia al suelo y se levantan con dificultad, hasta que finalmente quedan postrados en decúbito lateral; por ello, se denomina a la enfermedad rabia paralítica bovina.
Parálisis (faríngea y músculos maseteros). Los animales presentan sialorrea y la mandíbula se observa colgada, pudiendo dar la impresión de que tienen un objeto atorado. Estando en decúbito lateral, hay movimientos de pataleo, dejando áreas escarbadas en el piso. La parálisis sigue hacia adelante; los animales mueren a causa de la parálisis de los músculos respiratorios, la cual les impide mantener la respiración.
Cuando un ganadero detecta los signos de la enfermedad, detalla Salazar Barragán, debe ponerse en contacto con el Comité Estatal para el Fomento y Protección Pecuaria de Colima. Una vez que el animal muere, se le corta la cabeza, la cual se congela, y se envía una parte del cerebro a un laboratorio acreditado. Si el resultado del análisis es positivo, se vacunan todos los animales en un radio de cinco kilómetros.
En 2014, la Unión Ganadera Regional ha recibido alrededor de 25 reportes de la enfermedad, pero únicamente seis han ameritado el análisis de laboratorio; los seis (todos bovinos) dieron positivo.
En 2013, la Dirección de Epidemiología y Análisis de Riesgo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) registró 220 casos de rabia paralítica bovina en México. Colima tuvo cuatro casos. Veracruz tuvo 57. Jalisco y Michoacán, estados vecinos de Colima, presentaron uno y tres casos, respectivamente.
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