En palabras Llanes
Por: Alberto LLANES
Decía, en la columna anterior, que hay muchas historias de atletas en torno a los Juegos Olímpicos; historias de esfuerzo, de lucha, tristes, alegres, historias imaginables, imaginadas, pero también las hay que no imaginamos, que ni siquiera nos pasan por la cabeza.
Simone Biles, una atleta dorada, ha sufrido el abuso de su entrenador y antes el abandono de su madre alcohólica; en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 «celebrados hasta el 2021 por pandémicas razones» Simone Biles se ausentó por problemas mentales… anteponiendo su salud mental a un metal preciado y precioso, regresó para París 2024 y ha demostrado de lo que está hecha.
Rebeca Andrade, otra grande de la gimnasia «y que lo ha demostrado en esta justa olímpica» salió de las favelas, de lo más humilde de Brasil para competir de tú a tú con Simone Biles, Sunisa Lee, Alice D´Amato y las chinas, para llevarse el oro olímpico para ella y para su país.
Pero no me voy a ir tan lejos en las historias de atletas olímpicos; en México tenemos varias de ellas que nos ponen la piel de gallina.
Noé Hernández, medallista de plata en la disciplina de marcha «caminata» en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000; nacido dentro del seno de una familia de escasos recursos en Chimalhuacan, Estado de México, en 1978, halló en el deporte su forma de divertirse. Pensó que el futbol sería lo suyo y fue así como, con doce años, jugó en las fuerzas básicas del poderosísimo Toros Neza, equipo legendario en la década de los años noventa. No pudo debutar de manera profesional porque le pedían dinero para hacerlo: «Si no tenía para comer, menos para pagar a alguien que me debutara», dijo en una entrevista para Televisión Azteca. De esa experiencia decidió cambiar de deporte y encontró en la marcha la forma de lograr sus sueños y competir en unos juegos olímpicos, lo hizo en Sídney 2000 y obtuvo plata para México; para llevar dinero a casa y sortear los entrenamientos; Noé Hernández vendía figuras de unicel de personajes animados en los semáforos de la Ciudad de México y hacía trabajos de albañilería cobrando 50 pesos por colado, por las tardes entrenaba en la escuela y, cuando no podía hacerlo ahí, entrenaba en la terracería de los baldíos cercanos a su casa. «El Chivo» Hernández, así lo apodaban, salió del anonimato para «poner el nombre de México en todo lo alto», ganando una medalla áurea, amén del poco apoyo de la CONADE; posteriormente, el destino lo alcanzó y a su regreso se vio envuelto, primero, en un tiroteo en un bar allá por el año 2012, donde perdería el glóbulo ocular izquierdo y falleció el 16 de enero del siguiente año a causa de un paro cardiorrespiratorio; sobra decir que murió en el olvido y de regreso en la pobreza que siempre lo abrazó, aún después de haber sido medallista mundial.
Pocos medallistas tiene este país, setentaitrés contando desde París en el año 1900 donde se ganó una medalla de bronce en Ecuestre; de ahí brincamos hasta 1932 en Los Ángeles donde México trajo dos preseas áureas una en Box con Francisco Cabañas y la otra en Tiro con rifle de aire a cincuenta metros con Gustavo Huet Bobadilla; en Berlín en 1936, México se colgó tres medallas de bronce en Baloncesto varonil «todavía no existía el Dream Team», en Boxeo y Polo; para Londres en 1948 México obtuvo cinco preseas; dos de oro en Equitación, salto individual y en saltos por equipo, una de plata también en Equitación en salto individual y dos de bronce, una en Clavados con el gran Joaquín Capilla «otra historia de éxito muy compleja, aquí, Joaquín Capilla empezó a crear su leyenda» y otra más en Equitación, prueba de los tres días; la cosecha de medallas para Helsinki en 1952 para el país estuvo muy muy pobre, sólo se consiguió una presea áurea en la disciplina de Clavados con Joaquín Capilla; la leyenda de Joaquín Capilla continuó, y para Melbourne en 1956 se trajo dos medallas «siendo el único atleta mexicano en ganar una medalla en esa emisión de los Juegos Olímpicos»; una de oro y la otra de bronce en clavados en plataforma y en trampolín respectivamente; Roma cobijó a los Juegos Olímpicos de 1960 y Joaquín Capilla le cedió el cetro a Juan Botella Medina quien se colgó una medalla de bronce en Clavados, la única para el país en ese año; para 1964 Tokio recibió a los atletas olímpicos y México se trajo una única medalla de bronce en Boxeo; luego del suceso acaecido en Tlatelolco el 2 de octubre en el año de 1968 y de que nadie dijera nada, ni la prensa, ni ningún medio masivo de comunicación en nuestro país; México albergó a los Juegos Olímpicos de ese año arrancado el 12 de octubre, «diez días después de la masacre estudiantil», consiguiendo, hasta ahora, el máximo número de preseas para la delegación olímpica nacional, obtuvieron dos oros en Boxeo y uno más en Natación, plata en Atletismo, Clavados y Esgrima, bronce en Boxeo en dos ocasiones y uno más en Natación, dando un total de nueve medallas; para la siguiente justa olímpica la cosecha fue de nueva cuenta pobre, se llevó a cabo en Münich en 1972 y México sólo se colgó una presea plateada en Boxeo; Montreal en 1976 albergó la siguiente competencia olímpica y, ahí, México se trajo dos preseas; una dorada en Atletismo y la otra de bronce en Boxeo «el boxeo empieza a ser deporte casi casi nacional»; Moscú en 1980 le dio a México cuatro medallas una de plata en Clavados con Carlos Girón y tres de bronce en Equitación; en 1984 el turno fue para Los Ángeles y México se trajo seis preseas dos de oro en Atletismo, tres de plata, una en Atletismo, otra más en Boxeo y la última en Lucha grecorromana, para cerrar con una de bronce en Ciclismo; para Seúl en 1988 «de los cuales tengo su recuerdo, dijera aquel poema» la cosecha fue pobre sólo con dos preseas plateadas, una en Boxeo y otra en Clavados con Jesús Mena «Clavados y Boxeo empiezan a ser las disciplinas que más preseas le han dado a este país»; de 1992 recuerdo a Cobi, la mascota del mundial y al Dream Team de basquetbol estos juegos se llevaron a cabo en Barcelona y para México fueron pobres en la cosecha de preseas, puesto que sólo pudimos colgarnos una de bronce en Atletismo; al igual que para Atlanta en 1992, México logró colgarse nada más una medalla de bronce también en Atletismo, en Barcelona el ganador del bronce fue Carlos Mercenario y en Atlanta Bernardo Segura, ambos en Marcha, el primero en cincuenta kilómetros y el segundo en veinte; de ahí nos vamos a Sídney 2000 donde México obtuvo seis preseas; una dorada en Halterofilia con Soraya Jiménez, dos de plata una en Atletismo con Noé Hernández «el personaje central de esta columna» y la otra en Clavados con Fernando Platas, nos dio también tres bronces en Atletismo, Boxeo y Taekwondo; Atenas en 2004 nos regaló cuatro medallas; tres de ellas de plata en Atletismo con Ana Gabriela Guevara, en Ciclismo con Belén Guerrero y en Taekwondo, la de bronce también fue en Taekwondo con Iridia Salazar; en Londres 2012 casi igualamos la cosecha de medallas lograda en México en 1968, nos quedamos a una y México se trajo ocho preseas, una dorada en futbol «cuando México le jugaba de tú a tú a las grandes potencias y pasaba casi por encima de sus iguales o inferiores», tres de plata; una en Clavados en dos ocasiones y en Tiro con arco, en tanto se obtuvieron cuatro medallas de bronce una en Tiro con arco, otra en Clavados, una más en Taekwondo y la última en Halterofilia; Río fue la sede de los Juegos Olímpicos del año 2016, México se logró colgar cinco preseas, ninguna dorada, tres de plata y dos de bronce, las de plata fueron en Atletismo, Clavados y Taekwondo y dos de bronce una en Boxeo y la otra en Pentatlón moderno; Tokio celebró los Juegos Olímpicos en 2021 por cuestiones de la pandemia por Covid-19 y México se colgó cuatro preseas, ninguna dorada, ninguna plateada, todas de bronce en Tiro con arco, Clavados, Halterofilia y Futbol «ya se notaba una clara decadencia en este deporte». Al cierre de esta columna, en París 2024, llevamos tres medallas, dos de plata en Judo con Prisca Awiti y en Clavados sincronizados con Osmar Olvera y Juan Manuel Celaya y una más de bronce con Tiro con arco por equipos femenil con Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruíz. Esperando que Marco Verde boxee y se defina si gana oro o plata, podemos contar que ya se han ganado, cuatro medallas, falta definir el color de la de Marco Verde, pero pronto lo sabremos…
Así las historias, así las medallas, así la historia de México en los Juegos Olímpicos… por cierto, Armand Duplantis acaba de conseguir récord mundial de salto de altura con seis metros 25 centímetros… ¡una barbaridad!