El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, y los ministros de Relaciones Exteriores de otras cinco potencias mundiales se sumaron el sábado a las negociaciones sobre el controvertido programa nuclear de Irán, y ambas partes se acercaban a un avance para distender un peligroso alejamiento.
Los ministros de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi; de Rusia, Sergei Lavrov; de Francia, Laurent Fabius; de Gran Bretaña, William Hague; y de Alemania, Guido Westerwelle, intentaban sellar un acuerdo provisional para que Irán limite su actividad nuclear a cambio de un alivio en las sanciones.
Hague y Westerwelle, no obstante, advirtieron que aún no está garantizado un acuerdo preliminar para dejar atrás años de confrontaciones con la república islámica y que había mucho por hacer para resolver las diferencias que quedan.
«Nosotros (los ministros de Relaciones Exteriores) no estamos aquí porque las cosas necesariamente hayan terminado», dijo Hague a la prensa. «(Pero) las brechas remanentes son importantes y estaremos centrando nuestra atención en ellas en las próximas horas. Siguen siendo negociaciones muy difíciles», agregó.
El objetivo de las potencias es limitar el programa de energía nuclear de Irán, que tiene una historia de evadir inspecciones e investigaciones de Naciones Unidas, para eliminar cualquier riesgo de que Teherán refine uranio de manera encubierta a un nivel como para fabricar bombas nucleares en lugar de electricidad.
Las autoridades iraníes niegan que su agenda incluya «armamentizar» el enriquecimiento de uranio.
«El hecho de que los ministros del Relaciones Exteriores hayan venido podría reflejar la gravedad de las negociaciones y esperamos que esta concurrencia refleje la voluntad política y determinación para un acuerdo», dijo Javad Zarif, ministro de Relaciones Exteriores de Irán.
Los diplomáticos habían dicho previamente que uno de los puntos destacados en las intensas negociaciones -que comenzaron el miércoles- puede haber sido lograr un lenguaje de compromiso que no reconoce explícitamente la insistencia de Irán en su «derecho» a enriquecer uranio, pero reconoce el derecho de todos los países a contar con energía nuclear civil propia.
Pero el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, dijo que la exigencia de Irán de continuar con la construcción de un reactor de agua pesada cerca de Arak que podría producir plutonio -un material alternativo para fabricar bombas nucleares- seguían siendo un problema difícil.
Ryabkov dijo que estaban ahora más cerca de un avance que en la ronda de negociaciones del 7 y 9 de noviembre en Ginebra, aunque dijo a la agencia de noticias rusa Itar-Tass que «desafortunadamente no puedo decir que exista la certeza de lograr un avance».
«No hay un acuerdo. Hay una posibilidad realista pero hay mucho trabajo por hacer», dijo Westerwelle a la prensa.