Tras la explosión de este martes en la presa de la central hidroeléctrica de Nova Kakhovka, que suministra agua a la central nuclear de Zaporiyia, el Secretario General de la ONU calificó el suceso de “monumental catástrofe humanitaria, económica y ecológica” para la región ucraniana de Jerson.
En una breve intervención ante los medios de comunicación en la sede de la ONU en Nueva York, António Guterres cifró en unas 16 mil el número de personas que perdieron sus hogares, e indicó que el suministro de agua potable está en peligro “para muchos miles más”.
Aunque indicó que las Naciones Unidas todavía no cuentan con información independiente sobre las circunstancias que llevaron a la destrucción de la presa, Guterres señaló que “se trata de otra consecuencia devastadora de la invasión rusa de Ucrania”.
“Estamos viendo los efectos en la ciudad de Jerson, la ciudad de Nova Kakhovka y otras 80 ciudades y pueblos a lo largo del río Dnipro. Inundaciones masivas. Evacuaciones a gran escala. Devastación medioambiental. Destrucción de cultivos recién plantados”.
El titular de la ONU explicó que las Naciones Unidas y sus socios humanitarios, en coordinación con el Gobierno de Ucrania, se están movilizando para apoyar a los afectados. La ayuda consiste en la distribución de agua potable y tabletas de purificación de agua, así como otros suministros críticos.
“La tragedia de hoy es un ejemplo más del terrible precio de la guerra para las personas. Las compuertas del sufrimiento se han desbordado durante más de un año. Esto debe terminar. Los ataques contra civiles e infraestructuras civiles críticas deben cesar. Debemos actuar para garantizar la rendición de cuentas y el respeto del derecho internacional humanitario”, finalizó Guterres.
La central de Zaporiyia, fuera de peligro momentáneamente
Por su parte, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) declaró que la seguridad de la planta nuclear no está afectada por ningún riesgo inmediato.
En declaraciones a la junta de gobernadores del Organismo en Viena, Rafael Mariano Grossi explicó que los graves daños en la presa provocaron una reducción significativa del nivel del embalse que suministra agua para la refrigeración de la central nuclear.
“La ausencia de agua para los sistemas esenciales de refrigeración durante un largo periodo de tiempo podría provocar la fusión del combustible y la inoperatividad de los generadores diésel de emergencia. Sin embargo, nuestra evaluación indica que no existe un riesgo inmediato para la seguridad de la central”, destacó.
El personal del Organismo en la planta de Zaporiyia ya fue informado que los daños en la presa están provocando una reducción de unos 5 cm/hora en la altura del embalse. El equipo sigue vigilando esta tasa y todos los demás asuntos en el emplazamiento.
“La conducción principal de agua para refrigeración procede del embalse y se bombea a través de canales cercanos a la central térmica hasta el emplazamiento. Se calcula que el agua por esta vía debería durar unos días”, detalló.
Grossi explicó que la altura aproximada del agua del embalse a las 8 de la mañana era de unos 16,4 metros, e indicó que si desciende a más de 12,7 m ya no se podrá bombear.
La Misión de Asistencia y Apoyo del OIEA a Zaporiyia informó que se está haciendo todo lo posible para bombear la mayor cantidad de agua posible a sus canales de refrigeración y otros sistemas relacionados.
“Además, para reducir el consumo de agua, en la central se está dejando de consumir agua no esencial. La dirección de la planta nuclear está debatiendo la aplicación de otras medidas», finalizó.
Según informaciones de prensa, Ucrania y Rusia se culpan mutuamente de la explosión en la presa de la central hidroeléctrica de Nova Kakhovka.