En los talleres de creación literaria es vital la heterogeneidad de los participantes en cuanto a edad, sexo y oficio, porque trabajando juntos ponen a prueba su disciplina, sueños, pretensiones, vida y experiencia en la propia actividad literaria.
Escribir, compartir, aceptar la crítica y continuar de forma disciplinada es el consejo que el poeta y escritor mexicano A. J. Aragón dejó a quienes escriben, en la charla “La experiencia del taller literario”, que dictó este lunes por la mañana dentro de las actividades de Altexto 2016, que por cierto continúan esta semana y parte de la próxima.
J. Aragón es coordinador de talleres de iniciación artística. Empezó integrando un taller y con el tiempo experimentó con mucho éxito las facetas como editor, compilador y coordinador. Es coordinador general del Taller Universitario de Creación Literaria “Altaller” desde su fundación, en el año 2000, que se realiza en la región centro-occidente de México.
En su charla, compartió con estudiantes de bachillerato y de Letras y Comunicación, que muchos de los escritores consagrados del siglo XX pasaron por talleres muy parecidos a lo que hoy conocemos como talleres de creación literaria, entre ellos Juan José Arreola y Juan Rulfo.
“Estos talleres pueden durar poco o mucho tiempo; lo importante es que se desarrolle ‘la sesión única’, en la cual no se pueden dejar las cosas para después, porque es un momento único. Son sesiones que marcan para siempre y transforman, y es el único momento en que los talleristas pueden aprender”, explicó.
Para él, son sesiones impresionantes porque se conjugan pensamientos fuertes con la creación literaria: “Todos los que participan siempre serán muy útiles porque aportan elementos de su media social y van creando, opinando y generando un ambiente donde se comparten afirmaciones, conocimiento y experiencias”, finalizó. BP