TAREA PUBLICA
(Indira: Colima avanzará si la Universidad de Colima sigue haciendo las cosas bien)
Por: CARLOS OROZCO GALEANA
Una de las convicciones más profundas que asimilé en mis tiempos estudiantiles, que revalidé después y ahora reconfirmo es el papel que tiene la educación en la vida de las personas.
No hay sociedades en el mundo que hayan evolucionado hacia formas de vida superiores, hacia una mejor humanidad, sin haber apostado fuertemente por la educación en todos los niveles para transformar su economía y ponerla al servicio de las personas, aumentando a la vez el ingreso per cápita y fortaleciendo su estado de derecho. El resultado: el desarrollo económico sobre pedestales de justicia, armonía social y paz. En el sudueste asiático están los buenos ejemplos.
Situándonos en nuestro país ¿ qué podríamos decir de nuestra educación? Qué hemos seguido los buenos ejemplos de otras naciones o, por el contrario, hemos permanecido al margen de las transformaciones que obtienen los países cuando los sistemas educativos funcionan a las mil maravillas?
En México ocurre que lo que hace un gobierno en un sexenio se elimina al siguiente haya dado o no resultados. Les vale todo a los que llegan al poder. Sin averiguaciones ni pérdidas de tiempo, se cancelan programas, se tiran millonadas de pesos y se alardea que lo nuevo será mejor que lo sustituido. Caso concreto, el aeropuerto de Texcoco. Cierto es que todo programa de acción requiere modificaciones pues nuestra realidad cambia, pero acciones gubernamentales de ir hacia atrás se han vuelto el pan de cada día. Un ejemplo más: se desapareció al Instituto Nacional de Evaluación Educativa que constituía una opción positiva para saber cómo era la aplicación de las políticas institucionales y cuáles sus resultados para proponer los cambios pertinentes. De manera incomprensible, se descalificó a sus integrantes cuya mayoría eran profesionales muy calificados; ellos sí que estudiaron y se formaron en la excelencia. Hoy podemos decir que la evaluación educativa es inexistente.
Puedo seguir revisando ese patrón de errores, pero estoy seguro que al lector le faltan dedos en las manos para contabilizarlas, por lo que solamente diré que nuestro país se está jugando su futuro educativo en términos muy dudosos. No puede seguirse de ese modo, echando abajo lo que funciona.
En nuestro medio, la gobernadora Indira Vizcaíno Silva ha insistido en que la educación puede ser un camino largo pero el único seguro para resolver las crisis sociales que hay ahora en la entidad y en el país aunque eso es difícil de lograr porque está obligada a seguir líneas centrales, de las que no se aparta. Así, habló recién que en el estado no se puede hablar de educación sin considerar a la Universidad de Colima (Colima Noticias). Este es buen discurso, sin embargo, que debe ser aparejado con políticas públicas consistentes, formales, con proyectos viables y creíbles, no desapareciendo programas útiles.
En otras palabras, la educación es vista como un instrumento de salvación y se está en lo correcto. Por la educación, las sociedades progresan, se reinventan, superan imperfecciones y demás obstáculos para enfilarse a estadios de vida superiores. La gente aspira a mejores rangos de existencia base de la felicidad. En medios urbanos como rurales, la vida cambia si hay escuelas, servicios de salud, buenos padres de familia, responsabilidad de las comunidades que organizándose salen adelante tomando buenas decisiones. La educación es el eje de la transformación, lo que mueve hacia las mejorías. Las familias estructuradas son clave.
Por todo ello, el mejor peso invertido es el que se destina a la educación. Gracias a una visión oficial distinta, la Universidad de Colima se beneficia de un discurso oficial plagado de certezas y alejado de la confrontación social estéril. La situación política cambió para bien. La gobernadora recordó el compromiso que tiene para apoyarla, plasmado en el reciente presupuesto de egresos, para el cual, dijo IVS, el gobierno estatal propuso una dotación histórica de prácticamente 100 millones de pesos más para la casa de estudios puesto que “es un presupuesto histórico porque luego de los últimos 15 años se cumple de nuevo con lo que le correspondía al Estado de acuerdo al convenio que se firma con la Federación, el aportar para la Universidad, porque insisto, estoy convencida de que en la medida que en la UdeC se sigan haciendo las cosas bien, se avanzará; la Universidad contará con mi gobierno.
Apuéstese por la educación en todos los niveles y las cosas cambiarán. Llevará tiempo porque tiempo se necesita para corregir las cosas cuando hay años atrás de torpezas e indecisiones y una educación nacional errática dirigida hoy por políticos y no por educadores sabios y responsables como lo fueron Jaime Torres Bodet, José Vasconcelos y Jesús Reyes Heroles, entre otros.
Vale la pena abocarse a una planeación educativa correcta y acorde con los tiempos actuales. De las buenas decisiones oficiales depende la configuración de un sistema escolar que alcance la coherencia y las posibilidades reales de estructurar y abanderar los cambios.
La educación no está para corrupciones ni chascarrillos. Es cosa sería, tan sería que en su evolución nos jugamos el presente ( del que hay que sacar luego experiencias) y el futuro.