“El médico que deja de ser un estudiante permanente de su profesión comete una falta de ética médica y no sólo es un mal médico, sino que es un médico inmoral”, señaló el profesor emérito y jefe del Departamento de Medicina Experimental de la Facultad de Medicina de la UNAM, Ruy Pérez Tamayo al ofrecer la conferencia Filosofía de la medicina en la Universidad de Colima.
La disertación del destacado investigador formó parte de las actividades de la XXV Semana del Médico Dr. Óscar Alberto Newton Sánchez, que organiza la Facultad de Medicina, y donde el reconocido galeno, con 68 años de experiencia en el campo de la medicina invitó a los estudiantes y profesores universitarios ahí reunidos a reflexionar acerca de algunos temas a cerca de los cuales, dijo, aún no se ha alcanzado un conocimiento definitivo y que se apoyan en la razón.
“He seleccionado tres, porque a lo largo de mi vida se me presentaron no solamente como problemas teóricos, sino también como vivencias reales que exigieron un análisis en ausencia de conocimientos definitivos y pretendían enfrentar y resolver atendiendo a la razón y desatendiendo a la autoridad”, añadió.
En este sentido, puntualizó como parte de sus cuestionamientos, si la medicina se puede entender como ciencia o arte, cuáles son los principios de la ética médica y cuál es el futuro de la medicina. Sobre el primero dijo que por un lado para la ciencia, su meta está en que el edificio conceptual que construye semeja a la realidad, para el artista es la dirección y la magnitud de la emoción estética que despierta en su público y para el médico es la proporción en que conserva o restituye la salud en sus pacientes.
Al abundar en esa idea afirmó que las metas de las tres actividades que se están considerando son diferentes: para la ciencia es el conocimiento, para el arte la emoción estética y para la medicina la salud, por lo que “la medicina no es ni ciencia ni arte, sino algo distinto, algo que compartiendo los elementos creativos científicos y artísticos de la actividad humana, posee otros aspectos que la individualizan, que la separan de toda otra forma de comportamiento del homo sapiens. Estos otros aspectos de la medicina pueden resumirse en un solo término que es compasión”.
En relación al código ético de la medicina, opinó que es importante derivarlo específicamente de los objetivos de la medicina y entre ellos mencionó la preservación de la salud, el curar, aliviar y siempre acompañar al paciente y evitar las muertes prematuras e innecesarias, “de estos tres objetivos puedo hacer uno sólo y es lograr que hombres y mujeres vivan jóvenes y sanos durante toda su vida y mueran sin sufrimientos y con dignidad lo más tarde que sea posible”.
Al respecto añadió que para lograr este objetivo se deben cumplir a su vez con cuatro reglas de comportamiento médico: el estudio continuo de la medicina, la información y docencia en la medicina, el manejo integral del paciente y la investigación científica médica.
“El médico tiene la obligación moral de estudiar continuamente para mantenerse al día en los avances de su profesión, con objeto de poder ofrecerle a sus pacientes lo mejor que existe hasta ese momento para el diagnóstico y el tratamiento de su padecimiento”, agregó Pérez Tamayo.
En cuanto a la información y docencia en el desarrollo del médico, el conferencista aseveró que el profesional de la salud tiene la obligación moral de informar e instruir a su paciente, a sus familiares y a sus acompañantes en todo lo relacionado con su padecimiento, su evolución, su tratamiento y su pronóstico en forma clara y tantas veces como sea necesario; “esta es una forma importante de ser doctor, el médico está comprometido moralmente a compartir sus conocimientos especializados de medicina con todos aquellos que puedan beneficiarse con ello”.
Al añadir una regla más del comportamiento médico, Ruy Pérez manifestó que el galeno tiene la obligación moral de contribuir a aumentar los conocimientos científicos en que se basa su profesión, con objeto de mejorar cada vez más la calidad de la atención que ofrece a sus pacientes, así como el contenido de las explicaciones que le proporciona a sus enfermos, a sus familiares, a sus colegas y a todos los que se beneficien con esta actividad; “por lo tanto, la investigación científica, sea básica o clínica, es también un requerimiento ético del médico, lo que significa mantener los ojos y la mente abiertos a cualquier hecho novedoso e interesante”.
El invitado de honor a la Semana del Médico, al dar su perspectiva sobre el futuro de la medicina durante los próximos cincuenta años, asentó que se verá caracterizada por una transformación científica irreversible, pues la investigación y generación de nuevo conocimiento para el tratamiento de más enfermedades serán la constante. Sobre todo, comentó, dentro de las enfermedades crónicas y degenerativas.
De igual forma dijo que el desarrollo tecnológico en el campo diagnóstico y terapéutico seguirá creciendo, con una tendencia hacia la simplificación de los aparatos como una forma de ampliar su utilización, “veo que la estructura social de la medicina en el mundo occidental reconocerá que se encuentra en crisis y que buscará nuevas formas de aumentar la accesibilidad a los servicios y de financiar la atención de calidad a la mayoría de la población”.
Finalmente, y al tratar de enfocar el futuro de la economía de la medicina, Pérez Tamayo señaló que en ese aspecto “mi bola de cristal se nubla y me impide ver cómo va a evolucionar en los próximos años, creo que el problema del encarecimiento de la medicina es sólo un síntoma de algo más extenso y más profundo que está muy mal en la estructura del mundo occidental y que no se va a resolver mientras esta estructura se conserve”.