Las tres viudas, dos saudíes y una yemení, y la decena de hijos, despegaron del aeropuerto de Islamabad poco antes de las 02:00 de hoy (hora local, 21:00 GMT del jueves), informó un portavoz del ministerio del Interior paquistaní.
Esta partida permite a Pakistán voltear la dolorosa y aún misteriosa página Bin Laden, a unos días del primer aniversario de su muerte, el 2 de mayo de 2011, en un ataque clandestino de las fuerzas especiales estadunidenses.
En un comunicado publicado anteriormente, el ministerio informó que había «ordenado la expulsión de catorce miembros de la familia de Osama Bin Laden en aplicación de las decisiones de la justicia» paquistaní y que el lugar de destino era «el país de su elección, Arabia Saudita».
Un comando de las fuerzas especiales estadunidenses mató el pasado 2 de mayo al líder de Al Qaeda, durante el asalto a la vivienda donde Bin Laden residía junto a sus mujeres e hijos en Abbottabad, en el norte de Pakistán.
Tras el ataque, los soldados estadunidenses se llevaron el cadáver de Bin Laden y dejaron a su familia en la vivienda, cuyos miembros fueron posteriormente detenidos por las autoridades paquistaníes.
Después de diez meses de detención sin un motivo oficial, las tres viudas de Bin Laden fueron condenadas a 45 días de cárcel por estancia ilegal en Pakistán, una pena que acabaron de purgar hace 10 días, y a ser expulsadas a sus países de origen junto con sus hijos.
Cerca de la medianoche del jueves (19:00 GMT), un microbús recogió a la familia en la residencia vigilada donde estaba detenida, en Islamabad. El vehículo llegó media hora más tarde al aeropuerto civil en Islamabad, en Rawalpindi, en la periferia de la capital, donde la familia entró por puerta discreta de la parte posterior, según las autoridades locales.
Una vez en el aeropuerto, la familia fue llevada a la zona de partidas para trámites de inmigración, antes de despegar para Arabia Saudita. Una vez allí, la más joven de las esposas de Bin Laden, la yemení Amal Abdulfattah, partirá para su país con sus cinco hijos, según sus abogados en Islamabad.
La presencia del jefe de Al Qaeda en Abbottabad, una ciudad de guarnición, y a unos pocos cientos de metros de la academia militar más grande en el país, avivó las sospechas de que el ejército paquistaní era incompetente o cómplice de los islamistas, en particular en Estados Unidos, donde Islamabad es a menudo acusado de un doble juego con algunas redes de extremistas.
Del lado paquistaní, el ataque estadunidense humilló al ejército, visto como incapaz de proteger al país, acusación grave en Pakistán, donde la soberanía territorial es sagrada, y provocó una grave crisis entre Washington e Islamabad, su aliado clave en la región desde el año 2001.
Poco después del ataque, Islamabad formó una comisión investigadora para determinar en particular una cuestión potencialmente explosiva: si Bin Laden se había beneficiado de complicidades en el gobierno o el ejército, como sospechan los estadunidenses. La comisión aún no ha emitido su informe.
Horas después del asalto, los estadunidenses anunciaron que el cuerpo del líder de Al Qaeda fue sumergido en el mar, frente a la costa de Pakistán, para evitar una tumba atraiga a sus seguidores. Ninguna foto de sus restos ha sido publicada.
A finales de febrero, las autoridades paquistaníes demolieron en dos días la residencia de Abbottabad donde Bin Laden vivió con su familia, para evitar también que el edificio se convierta en un santuario islámico.
Con información de AFP