Por José Luis Larios García*
El Archivo Histórico del Municipio de Colima (AHMC), tiene el gusto de presentar la exposición La guerra de Independencia en Colima y sus celebraciones, en la que podrán apreciarse expedientes relacionados a esta importante etapa en el acontecer histórico de México ocurrido a principios del siglo XIX.
Nuestro acervo resguarda documentos originales que nos permiten conocer cómo los insurgentes combatieron a favor de la emancipación de la corona española. Documentos que nos transportan a la atmósfera política y social de la Villa de Colima y su región en los días de la lucha de Independencia.
A través de esta exposición, conoceremos personajes que participaron directamente en los enfrentamientos, algunos “pasados por las armas”, acusados por los realistas de estar al lado con los rebeldes insurgentes; igualmente, se exponen transcripciones de las actas de entierro de Pedro Regalado Llamas, Francisco Villavicencio y Manuel Llamas Partida, alias “Regalado”, que lucharon en la insurgencia, fusilados en marzo de 1814 y sepultados en el cementerio de la Iglesia Parroquial (hoy Catedral Basílica de Colima).
Asimismo, se exhiben recibos, cuentas y gastos causados con motivo de la celebración en Colima por la jura de la Independencia de México, consumada el 27 de septiembre de 1821 por el ejército trigarante, encabezado por el general Agustín de Iturbide.
Entre los productos consumidos en las festividades fueron el ponche, la sangría, frutas de horno, naranjas y aguardiente. Años posteriores, se llevaron a cabo otras tantas para conmemorar los hechos del inicio de la guerra de Independencia, como la ocurrida el 16 de septiembre de 1829, una de las primeras conmemoraciones cívicas registradas en Colima.
Ese día se destinó presupuesto para comprar nueces, canela, granadas agrias, mezcal, cigarros, velas, papel de colores, clavos, pan blanco y refresco.
A mediados del siglo XIX las fiestas cívicas eran organizadas por la “Junta Patriótica, conformada por personas de la sociedad civil y autoridades políticas. Ésta fungía con el propósito de planear todo lo referente al programa de los festejos patrios.
En 1864, a pocos meses de haberse constituido el imperio de Maximiliano de Habsburgo, fue establecida la Junta, nombrándose como miembros a Gregorio Barreto, Gabriel Ochoa, Gabino Vizcarra y Jesús Sánchez, este último fue elegido como presidente de la misma.
Según el programa general publicado en el periódico Pensamiento Político, exhibido en los pasillos de la Casa del Archivo, la Junta Patriótica consideró solemnizar las festividades los días 15, 16 y 17 de septiembre. Para tal efecto, inauguraban con un discurso en el portal Medellín, el cual se decoraba con flores de papel, palapa y listones de colores y se instalaba un templete de madera, donde algunos personajes letrados hacían demostraciones poéticas análogas o recitales con temas patrióticos. Por la noche, se iluminaban con faroles y sirios grandes los portales y todos los edificios del primer cuadro de la ciudad. También, el vecindario decoraba el frente de sus casas o preparaban lumbreras con antorchas encendidas con aceite de coco.
El día 15 por la mañana, recorrían cuatro carros alegóricos por las calles. Las alegorías de los tres primeros representaban a América, Libertad e Hidalgo, y el cuarto carro, estaba destinado a la prensa tipográfica, en el que los impresores obsequiaban poesía al público presente durante el recorrido. El acto terminaba frente a la Iglesia Parroquial, y al llegar al sitio, realizaban tiros de salva de artillería y repique de campanas.
Al siguiente día, el 16 de septiembre, a las cinco de la mañana se enarbolaba el pabellón nacional en los pasillos del palacio de gobierno, cuyo evento se efectuaba con veintiún cañonazos, repitiéndose cada determinado tiempo. Por la tarde, el batallón organizaba un paseo militar en la calle principal (hoy calle Madero), hasta llegar al jardín Núñez.
También en los llanos de Santa Juana, actual parque Hidalgo, preparaban un simulacro de guerra actuado por la guarnición de la plaza de Armas, quizás en recuerdo de la acción militar del 12 de julio de 1811, en la época de la independencia de México, donde se desató una de varias batallas o enfrentamientos sangrientos (por lo menos fueron cuatro en ese lugar) en los mismos llanos por los insurgentes, bajo el mando del general José Calixto Martínez y Moreno, alias “Cadenas”, quienes fueron derrotados por los realistas del coronel Manuel del Río.
Después de una larga jornada de actividades, a las diez de la noche la música del escuadrón y cuadro de cuerda tocaba en la plaza principal. Mientras tanto, se invitaba a los comerciantes a jugar tiro al blanco y, por último, los funcionarios, empleados públicos y vecindario, se acercaban fuera de la parroquia para observar los fuegos artificiales.
El último día, es decir, el 17, se nombraba a un orador oficial invitado por el gobierno del estado, para pronunciar en la noche un solemne discurso en honor de las víctimas de la patria mexicana.
Al recorrer la exposición de Casa del Archivo, podrán apreciar obras publicadas alusivas al tema, entre las que destaca el libro Crónica oficial de las fiestas del primer centenario de la Independencia de México, coordinado por Genaro García, texto que aporta datos de lo acontecido durante la celebración en la ciudad de México en 1910. Contiene información del periodo insurgente y se acompaña con ilustraciones y fotografías de las fiestas cívicas.
Grande fueron los eventos entre banquetes, festivales, exposiciones de arte, invitados extranjeros, desfiles militares, inauguraciones de monumentos, entre otros, que acompañaron durante treinta días el magno festejo de los cien años del inicio de la guerra de Independencia de México.
Esta muestra, representa la memoria histórica decimonónica de Colima que, a través de los informes, circulares, periódicos y oficios, nos da cuenta del empeño que demostraban autoridades y ciudadanos, así como la importancia de recordar a los héroes de la patria mexicana.
*Investigador del Archivo Histórico del Municipio de Colima
joseguis@hotmail.com