Crónica sedentaria
Por: Avelino GÓMEZ
Muy pocos —por no decir casi nadie— se han enterado que por estos día se lleva a cabo la Muestra de Cine del Pacífico Manzanillo-2020. Es el tercer año consecutivo que la secretaría de cultura estatal se “esfuerza” por concretar un festival de cine que pretende ¿ser? ¿realizarse? en el puerto de Manzanillo.
El festival es financiado en buena parte por la federación, pero es la institución estatal la encargada de ejecutarlo. Sin embargo, los organizadores no han logrado que el público porteño haga suyo un festival que, con un poco de más empeño en la gestión, ayudaría a detonar el turismo cultural; por no hablar de la creación de públicos, el impulso internacional a los cineastas colimenses, la posibilidad de generar alianza convenientes entre la comunidad empresarial y la artística o la revalorización de la infraestructura cultural porteña.
Si bien se agradece el esfuerzo que la dependencia de cultura estatal hace para posicionar y arraigar en Manzanillo —al menos con el nombre— un festival como este, todavía nos queda a deber en lo que respecta al acercamiento de las ofertas culturales a públicos de las municipalidades, así como también en la descentralización de sus programas. Alguien que en este momento está acodado en su escritorio de una oficina poco ventilada de secretaria de cultura —y que se ha puesto a leer esto porque no tiene nada qué hacer— seguramente dirá: “¿Cómo que no?, si este año todas las películas se exhibirán en línea y con libre acceso”. Y eso es cierto. Pero esto se lo debemos, como otras tantas cosas (muchas malas), a la pandemia.
Atendiendo la restricciones sanitarias, la muestra de cine se replegó al espacio virtual. Y todas las exhibiciones podrán ser vistas, desde cualquier sitio, en algún dispositivo con acceso a internet. Al final, fue el Covid lo que propició la asequibilidad de una gran parte de la oferta cultura oficial que, por desgracia, es poco difundida y menos frecuentada. Si en la vieja normalidad era ya de por sí difícil la promoción y la difusión de la cultura y las artes, en esta época es, y seguirá siendo, un tanto más complicado. Bastará con saber, al concluir el festival de cine, el número de visionados que tuvo cada película exhibida para darnos cuenta que algo se venía haciendo mal, y desde mucho antes de que la pandemia nos sorprendiera.
Vuelvo al tema de la descentralización de acciones y al acercamiento de la programación cultural que la dependencia estatal poco, o nada, ha procurado. A uno ya ni debería extrañarle: conozco a funcionaries (al fin le encuentro uso al lenguaje incluyente) estatales muy cortos de miras a los que Colima se les acaba donde termina la glorieta del Rey Colimán. Tal es la situación, que la secretaría de cultura estatal funciona bajo la misma lógica territorial que la dirección de cultura capitalina. Se les olvida que tan sólo en los municipios costeros —Armería, Tecomán y Manzanillo— se concentra casi la mitad de la población de todo el estado. Más de trescientos mil colimenses a los que, por décadas, se les ha escamoteado el derecho de acceso a la cultura y al disfrute del arte. Y de la construcción de infraestructura cultural ya mejor ni hablo.
Por eso es, hasta cierto punto positivo, que la pandemia haya venido a reconfigurar la manera de operar políticas y programas de difusión cultural. Los festivales estatales, como el de cine, son un ejemplo. Pero llegamos tarde a un territorio que nunca fue explorado: ¿Cómo hacer que los cientos de miles de colimenses, que habitan en los municipios alejados del centro y que por muchos años no fueron atendidos en materia cultural, hagan suyo en plataforma digital lo que por derecho les corresponde? Y bueno, he aquí algo peliagudo para ese funcionarie cultural que sigue acodado en su escritorio leyendo todo esto.
Por lo pronto sería un despropósito no aprovechar la inversión que se está haciendo en las ofertas programadas en línea. Las películas seleccionadas en la muestra de cine del pacífico se pueden disfrutar en el siguiente link: https://mucip.culturacolima.gob.mx/. La experiencia como espectador no es la misma que ir al cine, pero a cambio se tiene la ventaja de ver películas nacionales de estreno que, por ser nacionales, muy difícilmente serán programadas en salas comercial. El festival comenzó hace un par de días y termina el domingo.