Vivir lejos de tu país, así sea en el vecino del norte, es difícil y te hace que cada insignificante detalle que suene, huela o parezca a México lo detectes como si fuera un rascacielos.
Por su puesto que hay cosas que son inconfundibles para nosotros los mexicanos, la música popular y la comida, especialmente los tacos, sí los tacos, de lo que sea pero tacos.
Canciones de grandes cantantes y compositores mexicanos como Marco Antonio Solís, José José y Vicente Fernández, se escuchan en las ‘fonditas’ mexicanas aquí en Nueva York.
Las fonditas, reconocidas por su atuendo característico: una bandera mexicana al lado de la estadounidense, letreros en español e inglés donde se muestra el rico menú de tacos de “asada”, “carnitas”, “suadero” y “tripita”, así como la camiseta de la selección mexicana de futbol o el típico sombrero bordado con chaquira. Es justo ahí cuando los mexicanos que radican en esta ciudad reconocen el olor a México y saborean un delicioso taco ¨imitación¨.
Estas pequeñas fonditas se han convertido en pequeños oasis de recuerdos de nuestro país.
Si no se quiere olvidar el estilo mexicano para degustar unos tacos “grasos” especialidad Distrito Federal, basta con acudir al ¨mercadito¨ que se coloca todos los fines de semana en el centro de Nueva York.
Ahí los mexicanos son atraídos al ritmo de la canción “Tu Cárcel”, “40 y 20” o “Esos Celos”, pero una vez cerca del “estanquillo” es imposible no darse cuenta de la vestimenta mexicana del lugar.
En estos puestos, cualquier compatriota es profesional en el arte de comer un taco; parados, sosteniendo el plato de plástico con una mano y con la otra cogiendo la “imitación de taco”, porque jamás serán iguales a los que se comen en las esquinas de barrios mexicanos.
El toque de un experto no puede faltar, el dedo meñique levantado mientras se inclina la cabeza de lado para morder el taco.
De igual manera, entre mordida y mordida es inevitable tararear el ritmo de la canción que suena, (no importa si no es el género musical de agrado, o del ¿Por qué se está en la ciudad de Nueva York?), lo importante, es sentirse como en casa y no extrañar el “pásele güerita qué va a llevar”, porque hasta eso se puede escuchar en este puesto del mercadito, sin tener nada que ver con el color de piel.
Por otro lado, los mexicanos también pueden saborear los tacos en restaurantes como Mexican Grill, Chipotle o Dos Caminos, ubicados al igual en Manhattan, pero esos ya están “agringados”, además, en lugar de escuchar música típica, se escucha a Madona o algún artista estadounidense de moda. Así mismo, no es similar según los mexicanos, puesto que las servilletas son de tela y se colocan en las piernas. ¡Eso no suena a taco! dicen los conocedores.
En Nueva York, hay un sin fin de personas de distintas nacionalidades y, aún así, existe un notable racismo en una mirada o al sentarte en el asiento del tren, pero a los mexicanos eso no les interesa, no se identifican entre ellos por su color de piel o acento, sino por la cultura musical característica de las “fonditas” o el compartir un taco esperando sentirse en casa y, una vez imaginándose en ella, es ineludible preguntar ¿Cómo le va a la Selección Mexicana?, ¿A qué equipo le vas de la Liga de Futbol Mexicana, eres Chivas o América? o ¿Qué novedad hay con Calderón?…
Sin duda alguna, cada mexicano que busca ganarse la moneda estadounidense día tras día con el sudor de su frente, o cualquier estudiante o turista que se encuentre en Nueva York, no olvidó empacar en su maleta la música mexicana, una forma de identificación en esta ciudad que le acerca a sus raíces como si fuera el pasaporte de regreso a México.