La negación como defensa
Por: Carlos Aguirre
Las últimas semanas han estado saturadas de información de todo tipo, que ponen en una encrucijada a quienes nos atrevemos a opinar, a dejar nuestro de punto de vista respecto de lo que sucede. A veces quisiera uno opinar de todo y de algún modo lo hacemos, en grupos más chicos, o incluso, solo con nuestra conciencia, con nuestro otro yo, el que sí piensa antes de decirlo.
El punto es que terminamos, al menos yo, expresando lo que para algunos son ofensas, para otros, sandeces; cada quien tiene su propio criterio y yo expresaré el mío porque es el que me corresponde y cada quién que haga lo propio con el suyo. Así debe ser. Desde luego que muchos coinciden con lo que opino y muchos otros, no están de acuerdo.
Estas diferentes maneras de pensar constituyen parte fundamental de la democracia, la confrontación de ideas, debería ser una reflexión obligada, por convicción, para la toma de decisiones públicas, así como suelen ser las privadas. Este es todo un tema del que me ocuparé un poco más adelante.
Hoy quiero referirme obligadamente a un tema que me parece muy importante y que deberían hacernos reflexionar en lo que está sucediendo en nuestro país, pensar en quienes tenemos hoy tomando decisiones.
Sucede que los prestanombres y títeres de aNlo, son felices apareciendo ante las cámaras de televisión como los protagonistas y actores principales en el concierto político nacional, aunque solo acaten órdenes del expresidente. Este grupo, hace lo que su jefe les enseñó: MENTIR y NEGAR.
Cuando algo sucede, lo minimizan, lo ignoran, se ofenden, atacan y terminan negándolo, pretendiendo desacreditar incluso, a quien lo señala. Se encierran en un mundo de fantasía que construyeron para engañar a sus animalitos, a sus mascotitas, a esos que mientras menos educación y más necesidad tengan, mejor podrían gobernar, según las propias palabras de Obrador.
Ahora, la vieja y leal escuela de aNlo, acapara los reflectores para defender, con mentiras, los señalamientos que cada vez se hacen más frecuentes y desde tribunas más altas. El más sonado de los casos, es el de las medidas cautelares que la ONU, a través de su organismo que tiene que ver con las desapariciones forzadas, ha impuesto a México, a quien señala por la sistemática desaparición forzada de personas que se presentan en nuestro país.
Más tardó en hacerse público el señalamiento internacional que en aparecer los jirones de las vestiduras desgarradas, de Noroña, Luisa María Alcalde y otros, negando las desapariciones: no las hay en nuestro país -dicen- desde 2018. Antes sí, no lo niegan ni lo afirman, lo dejan ver, las hubo, pero no después de 2018. Y los, alrededor de 50,000 desaparecidos en el sexenio de aNlo, ¿Qué son? ¿Y los que van con la señora? ¿Esos no cuentan?
Fiel a su estilo, Noroña al tiempo que negó la desaparición forzada de personas en nuestro país, amenazó a quien acusa, pidiendo su destitución, hablando a nombre del Senado de la República, sin tener la facultad para ello. María Luisa incorpora el toque ideológico al señalar que se está en contra de los gobiernos progresistas y cercanos a la gente, e insinúa la mano neoliberal, detrás de las calumniantes acusaciones”.
Ignoran el dolor de los familiares, menosprecian la angustiante sensación de tener a un familiar desaparecido, ante la descarada complacencia del gobierno del que ellos forman parte y los convierte en cómplices. Mienten al pretender ocultar lo inocultable, burlándose del dolor ajeno y peor lo hace la titular de la Comisión de Búsqueda de Personas del Gobierno Federal, al gritar sintiéndose acorralada, que ella no tiene nada que explicar a las madres buscadoras. ¿Cómo ve Usted, estimado lector?
Como quiera que sea, no se vale. Podemos decir incluso que esa manera tan miserable de actuar, rebasa la tolerancia y nos pareciera mover a dejar de ser tolerantes.
Hasta cuando va a seguir presente la estrategia de la mentira. Las señales dicen que no por mucho más tiempo, la Señora Presidenta poco a poco va quitando el velo y muestra la verdadera realidad, ella parece que ya no está dispuesta a encubrir las mentiras de su antecesor. Ya vimos que si hay fentanilo, que no hay medicinas, que no somos Dinamarca, que sigue el huachicol, que el tren maya y el aeropuerto sufren pérdidas millonarias, etc.
Se avizoran mejores tiempos. ¿Será?