la obra del artista puede generar en el espectador dos valores opuestos

La sangre, el pelo y los desechos son cosas que –a la mayoría de la gente– causan repulsión, pero a él, fetichista por excelencia, lo seducen: Gabriel de la Mora está, ¡y de manera consciente! causando una duplicidad de sensaciones con su obra: “Cuando la gente ve una obra, su primera impresión es de fascinación, pero cuando se dan cuenta que está hecha con sangre, con sangre mía, les causa una especie de conflicto; ese punto entre algo que te atrae inicialmente y después te genera una repulsión, me interesa”, sostuvo el artista quien ofreció la noche del jueves en la Pinacoteca Universitaria la conferencia Originalmentefalso.

El título de la conferencia podría parecer contradictorio, pero no lo es. Durante mucho tiempo Gabriel de la Mora se sumergió en la búsqueda de obras originalmente falsas: “Obras apócrifas pero que procedan de instituciones públicas o privadas, que se hayan pagado fuertes cantidades de dinero por ellas, que involucren la historia de un fraude”; obras falsas, pero con pedigrí

Francisco Reyes Palma, crítico de arte, señala que Gabriel de la Mora se sumerge en la economía ilegal del arte para obtener la materia prima de su proyecto más actual, obras apócrifas, mismas que somete a un agresivo proceso de regeneración enfocado a restituir el principio de autenticidad…este proyecto convirtió a De la Mora en un obstinado cazador de piezas en diferentes estratos del submundo del mercado negro del arte.

Su trabajo es un experimento reflexivo que abre un margen de tensión entre la legitimidad autoral y el fraude; pero sobre todo, entre experiencia sensible, refinamiento y abyección: “El único que puede certificar que una obra es original o no es el propio artista, y cuando el artista está muerto, recae en los especialistas la certificación de la obra, pero siempre va a haber un porcentaje de duda de si era original o falso”, manifestó el artista quien hablaba a un público atento y silencioso que copó los asientos disponibles en el Salón del Vitral.

 

Gabriel de la Mora no le huye a sus temores, al contrario; está en estrecho contacto con cosas turbias, cosas que lo atemorizan: “Todo eso es un material perfecto que toca mi curiosidad y me lleva a hacer exploraciones sobre la pintura, el dibujo, la escultura y muchas cosas más”, sostuvo el artista quien gusta de trabajar con pelo, sangre, desechos; de tal manera que, la primera reacción del espectador al ver su obra, es de fascinación…pero luego, al descubrir la procedencia de los materiales que conforman la obra, pueden experimentar un valor absolutamente contrario: asco, repulsión.

El último es un proyecto en el que Gabriel de la Mora siente que hay un balance perfecto entre el arte formal (aquel en el que lo que ves es lo que es) y arte conceptual (aquel en donde lo que ves no importa): “Es la primera vez que siento ese equilibrio perfecto y en él interviene un factor energético muy importante: son tres elementos que me interesan en el arte y con los que trabajo normalmente”, concluyó el artista quien, por otro lado, la noche de este viernes presentó su primer libro titulado Pulsión y Método, editado por Turner.

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