La radio vive

SOCIALIZANDO DATOS

Por Balvanero BALDERRAMA GARCÍA balvanero@gmail.com / @Balvanero.B

A Don Balva, por tanto en sus 80 y tantos

Todos los días, es un ritual sintonizar el cuadrante, o buscar en línea, para escuchar el acontecer noticioso desde una perspectiva local. La radio está ahí, al alcance de nuestra mano, al interés de nuestro oído.

Nos ofrece compañía, consejo, hace agradable un trayecto o una madrugada de insomnio.

Es la radio. Pública, universitaria, privada, comunitaria, indígena, urbana.

El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en el 2023 difundió sus estadísticas de estaciones de radiodifusión en nuestro país por frecuencia y tipo, datos para el 2022. Ahí se registraban 1,815 frecuencias FM, de las cuáles el 64% eran comerciales, 15% públicas, 12% sociales, 7% social comunitaria 1 por ciento social indígena. Ese era el universo que daba cobertura al país.

En el Día Mundial de la Radio, que se conmemora el 13 de febrero, desde el 2012 a propuesta de la UNESCO, es pertinente reflexionar sobre lo que nos da y ofrece este medio informativo y de entretenimiento, que dispara la imaginación y está presente en momentos de verdadera emergencia.

Este año está dedicado este día al cambio climático. Lo que como seres humanos generamos con nuestra huella de carbono, nuestra huella plástica; es tema sugerido para reflexionar sobre cómo se pueden mitigar estos efectos; cómo se puede lograr impactar menos en nuestro entorno.

El nombre de esta columna está tomado del título de un libro de ediciones CIESPAL (2019), coordinado por Tito Ballesteros López y Graciela Martínez Matías: ¡La radio vive! Mutaciones culturales de lo sonoro. Ahí se hace un recorrido por este fascinante medio de difusión, su origen, desarrollo, logros y retos.

Se indica en el libro que “la radio es uno de los medios de comunicación de masas más antiguos y que, para no caer en desuso, se ha transformado y mimetizado con las sociedades en donde vive”. Tiene una gran versatilidad.

¿Cuántos aparatos de radio hay en nuestro país? ¿cuáles son características de su escucha? ¿quiénes lo oyen, dónde, para qué, por cuánto tiempo? Estos datos que permiten dimensionar el alcance y penetración de este medio en las audiencias se obtienen de diversas fuentes. Una es el Censo de Población y Vivienda que realiza cada 10 años el INEGI. Otra más, desde el 2015, en coordinación con el IFT, se venía desarrollando anualmente la ENDUTIH. Ahora, aún con la desaparición del IFT, habría que esperar que esta encuesta tan importante porque mide no solo la radio, sino las tecnologías en el hogar, siga realizándose.

La radio vive y vibra, es algo que se puede percibir. Y, concretamente, las radios universitarias, públicas, son un espacio en el cual esta vitalidad es evidente; espacios en los cuáles los derechos de las audiencias no solo tienen cabida, sino que son promovidos.

La invitación es que, cada una, cada uno, vivamos la radio.