La realidad que no se quiere ver

EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Sarahí AGUILAR ARRIOZOLA 

Nada tiene que perder el que ya perdió el miedo, dicen. Y eso fue lo que pasó hace días en Texcaltitlán cuando, tras soportar extorsiones y cobros de piso, la población organizada se sublevó para repeler a sicarios y “cobradores” de la Familia Michoacana.

El enfrentamiento entre pobladores y presuntos delincuentes en Texcaltitlán dejó 14 muertos y al menos ocho rehenes, de acuerdo con información difundida por Carlos Loret de Mola en su columna periodística y en su noticiero de Latinus.

La gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, pidió la intervención permanente de las fuerzas federales de seguridad sin olvidar las frases de costumbre como “no nos paralizan, no están solos”.

Para muchos solo es una promesa más. Titulares unos días en prensa, declaraciones de funcionarios de alto nivel, el Presidente con otros datos, y una temporada de la Guardia Nacional hasta que la siguiente tragedia ocupe los titulares.

¿Pero de verdad no están solos los pobladores, no solo de Edomex sino de México entero?

Tan solo entre enero y junio de 2023, la organización Causa en Común registró un total de 226 masacres en México, según el reciente informe “Galería del horror: atrocidades y eventos de alto impacto”. Esta organización de la sociedad civil define una masacre como el asesinato de tres personas o más.

En relación con las atrocidades cometidas en el mismo periodo de 2022, hubo un aumento del 5 por ciento. Si se compara con el periodo enero-junio de 2021, se observa un incremento aproximado de 24 por ciento, pasando de 2 mil 644 a 3 mil 285 crímenes.

No obstante, el Presidente insiste en negar lo evidente. El mandatario señaló que lo sucedido en Texcaltitlán fue un hecho aislado, lo mismo que en otras entidades del país. Sobre esto fue cuestionado en la conferencia matutina del 13 de diciembre, en la que la reportera Reyna Haydeé Ramírez le indicó al presidente que hay reportes de comunidades desplazadas que sufren de situaciones similares a la ocurrida en Texcaltitlán, y que se han tenido que organizar para defenderse, e incluso acuden a organizaciones criminales para que funjan como organismos judiciales. Esto último es imposible de negar tras los videos de meses atrás donde la población en Chiapas vitoreaba el ingreso del convoy de un grupo delictivo al pueblo.

Y el presidente lo negó.

“Todavía en algunos casos, pero es la excepción, no es la regla”, respondió el presidente. “¿Texcaltitlán es la excepción?”, cuestionó la reportera Reyna Haydeé; “Sí, sí, sí, ahí por ejemplo y en otros casos”; “Michoacán, Guerrero, Sonora”, insistió la reportera mientras el presidente asentía y aceptaba que son múltiples los casos de inseguridad.

Al parecer ya no son otros datos sino otra realidad, un metaverso donde reside la máxima autoridad de este país. El gobierno que prometió velar primero por los pobres, es incapaz de ver cómo hoy la misma clase obrera, los agricultores, no pueden soportar más extorsiones. Las autoridades viven donde los llantos de las familias que claman por sus muertos y desaparecidos no existen. Olvidan que no todos nos podemos refugiar en un palacio.

Al fondo del arcón

Aún en medio de la desesperanza hay que darnos la oportunidad de estar al lado de nuestros seres queridos en estos días de reflexión y, en lo posible, de encuentro fraterno. Hipatia volverá en enero.

 

Columna publicada con el permiso de Sarahí AGUILAR ARRIOZOLA