La rutina, enemiga del deseo

Cada vez es más frecuente los casos de deseo sexual inhibido ¿Sabes por qué?

La rutina y el aburrimiento sexual deben evitarse a toda costa en la relación de pareja. La felicidad depende de que se haga lo contrario, es decir, no caer en la rutina.

El “tengo que hacerlo”, no debe existir, así de fácil. Cuando hagas el amor, debe ser porque lo sientes y porque quieres, vaya, en una palabra: amor.

Entonces, no hay duda que el sexo con amor es lo mejor que puede haber en una pareja, ¿no crees? Una relación exitosa es altamente positiva en cuanto al sexo cuando se tienen los siguientes aspectos en mente:

•La capacidad de flexibilidad, es decir hacer cambios o adaptarse a nuevas circunstancias. En pocas palabras intentar una nueva postura, o un nuevo sitio, en vez de la recámara. Vaya, hay que ser creativos.

• La comunicación, o sea, la habilidad de decir nuestros deseos y las cosas que no nos gustan o bien que nos satisfacen más.

• Escuchar, es decir, comprender, aceptar y responder a las sugerencias del otro. Claro, siempre y cuando estemos de acuerdo en lo que se nos propone.

• La búsqueda activa de la intimidad, del sentirse próximo a la pareja, cuidando y preocupándose de él o ella e intentando que el otro corresponda en el mismo sentido. Créelo, vale la pena.

• La confianza y compromiso en la relación, que permite compartir aspectos con el otro de forma sincera, desinhibida y claro, espontánea. Esa chispa no se debe de apagar.

• Por supuesto, la existencia de atracción erótica entre ambos. Es decir que nuestra pareja nos guste y nos excite. Sí, que nos derritamos al verla. Por supuesto, debe de notarse, así que los piropos y gestos son importantísimos.

• Un grado importante de autonomía, libertad y responsabilidad por parte de cada miembro de la pareja respecto al otro. Es decir, dejar a nuestra pareja ser tal cual es.

Si alguno de estos elementos falta, el grado de satisfacción sexual decae y puede aparecer un trastorno del deseo e incluso el aborrecimiento sexual.

Pero las cosas se complican aún más si la rutina se instalan en los hábitos sexuales, lo cual puede llevar al cansancio y al tedio: la disminución del deseo está asegurada e incluso de forma absoluta.

En este caso es necesario acudir con un terapeuta de pareja para tratar de solucionar el problema.

Habla siempre con tu pareja, lo que te gusta y lo que no, y no caigas en la rutina. Verás que es más fácil de lo que crees.

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