EL ARCÓN DE HIPATIA
Por: Saraí AGUILAR ARRIOZOLA
En un reporte mensual, la Red Nacional de Refugios, conformada por 69 refugios en el país, informó que 14 mil 599 mujeres con sus hijas e hijos solicitaron los servicios de éstos por agresiones en el hogar durante los cuatro meses que lleva la cuarentena, de marzo a junio. Esta cifra implica un incremento de 81 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2019 (proceso.com.mx, 23-07-2020).
Este aumento también se vio reflejado en las solicitudes de apoyo a través de los Centros de Atención Externa, los cuales incluyen solicitudes vía telefónica y en redes sociales, las cuales crecieron 71 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior (Expansión 23-07-2020).
Los números contradicen de manera absoluta las declaraciones del presidente en sus conferencias matutinas. El pasado mes de mayo negó el aumento de la violencia doméstica durante el confinamiento de la pandemia. Señaló que el aumento de la violencia partía del supuesto de que si la permanencia en las casas era mayor podía darse más violencia familiar, lo cual, dijo, no aplicaba para el país, ya que “la familia en México es excepcional, es el núcleo humano más fraterno, esto no se da en otras partes, lo digo con todo respeto. Entonces si queremos medir violencia familiar en México con los mismos parámetros de otras partes del mundo no aplica del todo”.
El reporte no sólo dejó al descubierto que la declaración del presidente no estaba sostenida más que por clichés, sino además evidenció la incapacidad de las instancias gubernamentales de responder antes las crisis con enfoque de género.
A pesar de que los refugios fueron clasificados como actividades esenciales durante el confinamiento por la pandemia, el 20 por ciento de las mujeres que solicitaron apoyo a la RNR “refirieron haber acudido con anterioridad a otra instancia estatal o municipal sin recibir ayuda especial”. Además de que 4 por ciento de quienes ingresaron contaron que, al acudir a instancias gubernamentales, les informaron “que los refugios no estaban operando ante la contingencia, logrando posteriormente llamar a la línea de la RNR a través de la cual fueron referidas” (proceso.com.mx, 23-07-2020)
Y ante este panorama no es posible dejar de cuestionar las declaraciones del mandatario el pasado 14 de julio cuando, en conferencia, declaró que “nunca se había protegido tanto a las mujeres de México como ahora” y “no hay disminución del presupuesto”, destacando lo hecho por su administración.
La RNR, a través de su reporte, el cual fue difundido en redes, hizo un llamado al Ejecutivo para “prevenir, atender, eliminar y sancionar las violencias contra las mujeres que contemple acciones puntuales, intersectoriales y presupuestarias por encima de la austeridad republicana para atender los impactos y secuelas que la Covid-19 ha dejado y seguirá dejando en la vida de todas las mujeres mexicanas”.
La violencia contra las mujeres no se acaba por decretos ni con discursos matutinos. No se “doblan” las curvas de incidencia con voceros carismáticos. Se necesita voluntad, lo cual implica, recursos materiales y humanos, así como un plan de acciones. Los números no se borran con palabras. La violencia no puede formar parte de esta nueva normalidad. No más.
Columna publicada con autorización de @saraiarriozola