En torno a los hechos ocurridos ésta mañana en las instalaciones de la Universidad de Colima, resulta lamentable el actuar sin precaución, sin táctica para aprehender a un agente judicial acusado por delincuencia organizada. Debió preverse un operativo especial que condujera a la detención sin poner en riesgo a la población, parece que tal operativo fuera improvisado ya que no se puede pensar que un agente judicial no fuera a estar armado y no fuera resistirse al arresto, máxime si esta persona ya había estado detenida por la Armada y por ende alerta de cualquier acción legal en su contra.
Consideramos que la comunidad Universitaria debe repugnar este hecho que estuvo a punto de terminar en una tragedia mayor, con heridos o víctimas inocentes, ya que al menos un impacto de bala fue localizado en un cristal del edificio académico. Que fortuna que eso no sucedió pero deben preverse acciones inmediatas para reforzar la seguridad de la máxima casa de estudios y el resto de los planteles escolares.
Tarea muy ardua le espera al nuevo Secretario de Seguridad, que se estrena con dos hechos, que si bien tienen algo de fortuitos, la balacera del domingo en el centro de la ciudad de Colima y lo de la Universidad campus Coquimatlán, lo cierto es que vuelve a tomar mal parados a la policía estatal preventiva, ya que los delincuentes del domingo no fueron detenidos, pero además si se atreven a perseguirse en plena vialidad céntrica es porque calculan ampliamente que la seguridad no llegará, o sea , que no les preocupan los operativos policiacos porque los consideran vulnerables.
