A propósito
Por: Fernando MORENO PEÑA
El presidente López Obrador rindió su segundo informe de gobierno, en un escenario muy diferente al que él esperaba, con un reducido público, resguardado por la pandemia, sin los vítores de las grandes multitudes del zócalo nacional, con sana distancia del pueblo y de la plaza.
El mensaje presidencial se dio en el marco de dos pandemias, la sanitaria con más de 67 mil muertos y 623 mil contagios y la crisis económica con más de 1 millón de empleos perdidos y una caída en la economía en el último trimestre del 18.7 por ciento y, como el propio presidente AMLO lo afirma: “Es la crisis mundial más profunda que se haya presentado en los últimos 100 años, pero vamos a salir rápido, no va ser una crisis prolongada, hay indicios de recuperación, la estrategia ha funcionado y puedo probarlo”.
El presidente AMLO se anima en su discurso y trata de dar ánimos y tranquilidad a los mexicanos y justifica que su gobierno lo ha hecho bien: “Hubo países que no lo supieron manejar, con todo respeto, el equilibrio de la crisis de salud, cuidar al pueblo, pero al mismo tiempo no perjudicar mucho la economía. entonces, eso no es para presumir, pero lo supimos hacer, eso nos está permitiendo que se vaya saliendo adelante”.
El presidente AMLO presume cómo enfrentar la pandemia y la crisis económica y afirma: “México es un ejemplo mundial, porque aun con la debacle, fue menor el daño que nos causo la crisis económica, que lo que se está registrando en países como Italia, España, Francia y Reino Unido”.
El ánimo del presidente es el eje de la narrativa de su informe y reitera: “No es por presumir, pero en el peor momento contamos con el mejor gobierno”. El presidente está bien calificado, pero su gobierno no, las encuestas reflejan que hay un buen presidente con un mal gobierno.
El presidente llega a su segundo informe con un amplio respaldo ciudadano, en promedio 56 por ciento lo aprueban como presidente, llega con mucho poder, pero son las cifras de la pandemia sanitaria, de la economía y de la inseguridad, las que serán el referente del segundo informe de gobierno.
En el mensaje del informe no se habla de los números de la pandemia, ni de la economía, ni de los datos de pobreza del Coneval, ni del número de homicidios, no son cifras para presumir, son para los anexos estadísticos, lo importante en el mensaje son las frases.
“Este gobierno no será recordado por corrupto”, afirmó el presidente y la gente reconoce que AMLO es honesto como presidente, pero la pregunta es: ¿por qué no se refirió al caso de Emilio Lozoya como emblema de su combate contra la corrupción?, ¿por qué dejó de ser tema?
“Nuestro principal legado será purificar la vida pública de México”, un buen compromiso para el futuro. “Sin corrupción y con un gobierno austero, hay un ahorro de 560 mil millones de pesos”, eso está muy bien, pero la pregunta sería: ¿por qué con esos ahorros, el Secretario de Hacienda dice que se gastaron los guardaditos?
El presidente AMLO afirmó: “En materia de seguridad ya no manda la delincuencia organizada como era antes”, eso está muy bien siempre y cuando se compruebe que así es.
“Ya no hay torturas, desapariciones y masacres”, a quien no le gustó está declaración fue a Adrián Lebarón, quien escribió en Twitter: “Se le olvida que lo de mi hija y nietos fue durante el año que informa”.
Destacó el presidente la reducción de 30 por ciento en la mayoría de los delitos, excepto homicidios dolosos y extorsión, que han aumentado 7.9 y 12.7 por ciento respectivamente y tiene razón el presidente, porque entre enero y agosto hubo 23,494 víctimas de homicidios dolosos; o sea, 96 por día. Por ello, 2020 se perfila para ser el año más sangriento del que se tenga registro.
De enero a julio se reportó el asesinato de 2,240 mujeres un promedio de 10.5 al día.
El presidente no engaña a los mexicanos y hace lo que prometió desde su campaña: “No ocurrirá que prescinda del ideario y el proyecto de nación que obtuvo un respaldo abrumador en las urnas el 1º de julio de 2018, y no aplicaré recetas económicas contra las que hemos luchado ni seremos tolerantes con la corrupción”.
El presidente ha sido muy claro al señalar que no cambiará su estrategia económica: “Nosotros no nos endeudamos y con una política de austeridad apretamos el cinturón, no como era antes, y logramos liberar fondos para apoyar a los de abajo de manera directa”.
El presidente presumió que la economía moral funciona y que ha enfrentado la crisis económica con una fórmula heterodoxa y única en el mundo, porque se reactiva la economía de abajo para arriba y rechaza las críticas que le han hecho por no haber emprendido un “rescate económico elitista”, ya que no será prioridad a las grandes empresas y bancos y que “primero se rescata al pueblo”.
Tiene razón el presidente cuando dice que su gobierno no se endeudó más; sin embargo, la deuda pública en el primer semestre del 2020 pasó de 11.4 billones de pesos a 12.8 billones. Hace un año, la deuda pública pasó de 45.4 por ciento a 53.2 por ciento como proporción del PIB, es decir, la deuda aumentó un billón 400 millones respecto de enero.
El presidente AMLO reiteró en el mensaje su compromiso con los pobres y destacó las cifras de lo que se ha repartido en los programas sociales, pero omitió las cifras de la pobreza porque, según el Coneval, la población en pobreza extrema podría aumentar en 10 millones 700 mil mexicanos, que de ser pobres pasarán a ser pobres en extrema pobreza.
La población en pobreza, según el Coneval y la Cepal, podría aumentar hasta en 9 millones 800 mil personas; o sea, casi 10 millones que no eran pobres, pasarán a serlo. Según el INEGI, 45 por ciento de las empresas han despedido personal y más de la mitad de las empresas que están funcionando, redujeron remuneraciones y prestaciones a sus trabajadores; o sea, la mayoría de los trabajadores que aún conservan su empleo, vieron reducidos sus ingresos y se acercaron a la pobreza.
La economía moral puesta en práctica sólo apoyo al 7.8 por ciento de las empresas y, como dice el presidente AMLO: “Ya está en marcha la nueva política económica sustentada en la moralidad, la austeridad y el desarrollo con justicia”.
A falta de cifras en el mensaje, destacan las frases: 1.- Ya se acabó la robadera de los de arriba, 2.- Ahora hay justicia para el pobre, 3.- Se respetan los Derechos Humanos y se castiga sea quien sea, 4.- La represión política ha quedado en el pasado, 5.- La crisis sanitaria y económica no han desembocado en hambruna, en escases ni en asaltos, 6.- La alegría ajena es nuestra propia dicha, 7.- Ya no hay lujos en el gobierno, 8.- Se están recuperando los empleos perdidos, 9.- Ya estamos empezando a crecer, 10.- Hoy se respetan las libertades y derecho a disentir.
El presidente AMLO no obstante en el lapso comprendido en su segundo informe mantuvo una relación ríspida con el sector empresarial destacó el apoyo de los empresarios al calificar de buena y respetuosa la relación y a quienes reconoció: “Cumplir con sus contribuciones, aumentar 20 por ciento el salario mínimo en el 2019, apoyar los hospitales privados para atender la pandemia sanitaria, el apoyo de las televisoras privadas para llevar la educación a distancia y mejorar las condiciones de retiro de los trabajadores al ofrecer una aportación mayor para las pensiones”.
Así es, el sector empresarial fue el que decidió los aumentos de salario y presentó al gobierno federal el proyecto para aumentar las pensiones de los trabajadores.
El presidente AMLO no mencionó los distractores, Emilio Lozoya, la rifa del avión y la consulta sobre los expresidentes, no fueron los temas importantes, pero el presidente AMLO, se vio sobrio y no polarizó, se vio bien, se vio más presidente, aunque la silla vacía era innecesaria, aunque algunos piensan que podría ser una alegoría o una premonición.